23 dic 2011

El huevo de la serpiente


Frei Betto (Adital)

No es necesario ser economista para advertir la grave turbulencia que afecta a la economía globalizada. Si frena la locomotora chocan los vagones, impedidos en su avance. Y el Brasil, a pesar de su PIB  de US$ 250 mil millones, todavía es vagón…

Cada año, desde 1980, mantengo el maratón de una semana de charlas en Italia. Desde comienzos de este nuevo milenio eran evidentes los síntomas de que la próxima generación no disfrutaría del mismo nivel de bienestar  de los últimos veinte años. Ninguna economía podía soportar semejante consumismo y la creciente monopolización de la riqueza. Ahora la realidad lo comprueba. La carroza de la Cenicienta se convirtió en una calabaza. La Unión Europea se traba en el pantano…

Son muchas las causas de la actual crisis económica. Señalarlas con precisión es tarea de los economistas que no cultivan la religión de la idolatría del mercado. Como lego que soy en el asunto, me arriesgo a dar mi opinión. Desde los años 80 la especulación se alejó de la producción.  El mundo se convirtió en un casino global. Sin pasaporte ni visa, millones de dólares andan danzando libremente,  día  y noche, en busca de inversiones rentables. Mientras que el PIB del planeta es de US$ 620 mil millones, el cofre del casino es de US$ 600 billones. La famosa burbuja…  ¡Viva  el papel sin peso!

La lógica del lucro supera a la de la calidad de vida. La estabilidad de los mercados es, para los gobiernos centrales, más importante que la de los pueblos. Salvar monedas, y no vidas humanas.

Todos sabemos cómo se alcanzó  la prosperidad de la Europa occidental. Para evitar el peligro del comunismo se implantó el Estado de bienestar social. Se combinaron el Estado proveedor y los derechos sociales. Se redujo la desigualdad social y las familias de los trabajadores pasaron a tener acceso a la escolaridad, a la asistencia sanitaria, a carro y casa propia. En contrapartida, para no afectar la robustez del capital, se aplazaron las relaciones laborales, se desactivó la lucha sindical, se hundió la izquierda. Todo indicaba que la prosperidad, que llamaba a la puerta, llegaba para quedarse.

No se le dio la debida importancia a un pequeño detalle aritmético: si hay dos gallinas para dos personas, y una de ellas se apropia de ambas gallinas, la otra se queda sin nada… Y cuando golpea el hambre, quien no tiene nada invade el espacio del que acumuló mucho.
De ese modo los pobres del mundo, atraídos por el nuevo Eldorado europeo, se fueron en busca de un lugar bajo el sol. Perfecto: Europa, como los EE.UU., necesitaba de quien, a bajo costo, limpiase oficinas, cuidase el jardín, lavase los automóviles… La onda migratoria se vio reforzada con la caída del muro de Berlín. La democracia política llegó al Este europeo sin la democracia económica. Mientras miles de gentes tomaban el rumbo hacia una vida mejor en Occidente, sus gobiernos creían que para llegar al paraíso era necesario ingresar en la zona del euro.

Europa colapsó. ¿De quién es la culpa?  Ahora resulta que el crimen de cuello blanco no ha sido inculpado. ¿Quién fue castigado por la crisis usamericana en el 2008? ¿Los deforestadores del  Brasil no están siendo amnistiados por el nuevo Código Forestal?

Existen culpables. Pero ahora todos se esconden bajo el  escudo del FMI. Y nosotros, los brasileños, sabemos bien cómo este gran inquisidor de la economía castiga a quien comete herejías financieras: reducción de la inversión pública, garrote fiscal, desempleo, aumento de impuestos, restricción de derechos sociales, castigo a países con déficit público, etc.
Es tanto el descaro, que el paquete del FMI incluye menos democracia y más intervencionismo. Cuando Papandreu, primer ministro de Grecia, propuso realizar un plebiscito para oír la voz del pueblo,  el FMI vetó la propuesta, depuso a dicho gobernante y nombró a Papademos, un tecnócrata, en su lugar. También el gobierno de Italia fue ocupado por otro tecnócrata. Como si el fin de la crisis dependiera de una solución contable.

La historia reciente de Europa enseña que la crisis social es el huevo de la serpiente, golpeado por el fascismo. Sobre todo cuando la crisis no es de un país sino de un continente.  Poco se gana con que haya movilizaciones en un país; es necesario que se expandan por toda Europa. ¿Pero cómo será posible, si ya no existe un sindicalismo combativo ni partidos progresistas?

Las movilizaciones del tipo ‘Ocupen Wall Street’ sirven para denunciar, no para proponer, si no hubiera un proyecto político. Quien se queja del presente y teme al futuro corre el riesgo de refugiarse en el pasado, en el que habitan los fantasmas de Hitler y de Mussolini.

Frei Betto es escritor, autor de “Conversación sobre fe y ciencia”, junto con Marcelo Gleiser y Waldemar Falcao, entre otros libros. http://www.freibetto.org/>    twitter:@freibetto.

10 dic 2011

¿Es posible alimentar a siete mil millones de personas?


Leonardo Boff / (koinonia)



Ya somos 7 mil millones de personas. ¿Habrá alimentos suficientes para todos? Hay varias respuestas. Escogemos una del grupo Agrimonde (véase Développement et civilisations, septiembre 2011) con base en Francia, que estudió la situación alimentaria de seis regiones críticas del planeta. El grupo de científicos es optimista, incluso para cuando seamos

9 mil millones de habitantes. Propone dos caminos: profundizar la conocida revolución verde de los años 60 del siglo pasado y la llamada doble revolución verde.

La revolución verde tuvo el mérito de refutar la tesis de Malthus, según la cual ocurriría un desequilibrio entre el crecimiento poblacional de proporciones geométricas y el crecimiento de alimenos en proporciones aritméticas, produciendo un colapso de la humanidad. Comprobó que con las nuevas tecnologías, una mayor utilización de las áreas agrícolas cultivables y una masiva aplicación de tóxicos, antes destinados a la guerra y ahora a la agricultura, se podía producir mucho más de lo que la población demandaba.

Tal previsión demostró ser acertada, pues hubo un salto significativo en la oferta de alimentos, aunque por causa de la falta de equidad del sistema neoliberal y capitalista, millones y millones de personas siguen teniendo una situación de hambre crónica y de miseria. Bien es verdad que ese crecimiento alimentario ha tenido un costo ecológico extremadamente alto: se envenenaron los suelos, se contaminaron las aguas, se empobreció la biodiversidad además de provocar erosión y desertificación en muchas regiones del mundo, especialmente en África.

Todo se agravó cuando los alimentos se volvieron una mercancía como cualquier otra en vez de ser considerados como medios de vida que, por su naturaleza, jamás deberían estar sujetos a la especulación de los mercados. La mesa está puesta con suficiente comida para todos pero los pobres no tienen acceso a ella por falta de recursos monetarios. Continúan hambrientos, y su número crece. El sistema neoliberal imperante apuesta todavía por este modelo, pues no necesita cambiar de lógica, tolerando convivir cínicamente con millones de personas hambrientas, consideradas irrelevantes para la acumulación sin límites.

Esta solución no sólo es miope, sino falsa, además de ser cruel y sin piedad. Los que todavía la defienden no toman en serio que la Tierra está innegablemente a la deriva y que el calentamiento global produce gran erosión de suelos, destrucción de cosechas y millones de emigrados climáticos. Para ellos la Tierra no pasa de ser un mero medio de producción, no la Casa Común, Gaia, que deber ser cuidada.

A decir verdad, quienes entienden de alimentos son los agricultores. Producen el 70% de todo lo que la humanidad consume. Por eso, deben ser oídos e incluidos en cualquier solución que sea tomada por el poder público, por las empresas, y por la sociedad, pues se trata de la supervivencia de todos.

Dada la superpoblación humana, cada pedazo de suelo debe ser aprovechado pero dentro del alcance y de los límites de su ecosistema; se deben utilizar o reciclar lo más posible todos los residuos orgánicos, economizar al máximo la energía, desarrollando las energías alternativas, favorecer la agricultura familiar, las cooperativas medianas y pequeñas. Y finalmente, ir hacia una democracia alimentaria en la cual productores y consumidores tomarán conciencia de las respectivas responsabilidades, con conocimiento e información acerca de la situación real de sostenibilidad del planeta, consumiendo de forma diferente, solidaria, frugal y sin desperdicios.

Tomando en cuenta tales datos, Agrimonde propone una doble revolución verde en el siguiente sentido: acepta prolongar la primera revolución verde con sus contradicciones ecológicas, pero simultáneamente propone una segunda revolución verde. Ésta implica que los consumidores incorporen hábitos cotidianos diferentes de los actuales, más conscientes de los impactos ambientales y abiertos a la solidaridad internacional para que el alimento sea de hecho un derecho accesible a todos.

Siendo optimistas, podemos decir que esta última propuesta es razonablemente sostenible. Se está organizando, de manera embrionaria en todas las partes del mundo, a través de la agricultura orgánica familiar, de pequeñas y medianas empresas, de la agricultura ecológica, de las ecovillas y otras formas más respetuosas con la naturaleza. Es viable y tal vez tenga que ser el camino obligatorio para la humanidad futura.

5 dic 2011

Gabriel Iturra, ex vocero de estudiantes secundarios: “Representamos una alternativa de Izquierda”


POR. RUBEN ANDINO MALDONADO/ PUNTO FINAL

Recién llegado de su gira a Europa con Camila Vallejo (presidenta de la Fech), Giorgio Jackson (presidente de la Feuc) y Francisco Figueroa (vicepresidente de la Fech), Gabriel Iturra Castillo, ex vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), dice que los jóvenes repudian a los partidos tradicionales, pero no a la política. A la vez anuncia el surgimiento de una nueva fuerza de Izquierda, construida sobre la base de las luchas sociales actuales y arraigada en la tradición del gobierno de Allende. Argumenta que el Congreso Nacional, principal bastión de la “clase política” chilena, carece de legitimidad para intervenir en el conflicto de la educación porque no comprende las claves del actual momento histórico y se niega a asumir la profundidad de la crisis de representación que la afecta.

Opina que Chile todavía no es una democracia plena, que existe miedo inconsciente a la dictadura -que inmoviliza a las generaciones anteriores a la suya-, y afirma que el movimiento por la educación es sólo una de las expresiones del descontento de la sociedad por la profunda desigualdad que separa a la minoría rica de la inmensa mayoría, que vive en la pobreza o al filo de ésta.

Gabriel Iturra Castillo (19), ex presidente del centro de alumnos del Liceo Miguel Luis Amunátegui de Santiago, es uno de los artífices de la refundación del movimiento estudiantil secundario, después del largo reflujo que lo afectó tras la llamada “revolución de los pingüinos”. “Soy un ex dirigente que participó como luchador social comprometido con el proceso de desarrollo de la ACES. Sigo ayudando al movimiento desde afuera, en actividades como el viaje a Europa, en el que se pudo explicar la situación que enfrentamos hoy. La gira fue exitosa desde el punto de vista de las instituciones que visitamos: Unesco y la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y diversas instituciones en Francia, Bélgica y Suiza. En Europa se habla de la ‘primavera chilena’ y se cree que es un fenómeno parecido al de los indignados. Les explicamos que nuestro movimiento no es una pataleta y no se debe sólo a indignación: estamos exigiendo el cambio de un modelo”.

La prensa de derecha ha dicho que a ustedes no les fue bien en Europa…
“En la reunión que sostuvimos en Ginebra con el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, expusimos la situación de represión con fotos, videos y otros documentos. Nos dijo que el gobierno chileno debe, desde hace dos años, el informe sobre la situación de derechos humanos en el país. Se comprometió a enviar un relator especial para que elabore un informe en terreno.
También dijimos al Comisionado que el Congreso Nacional no tiene legitimidad suficiente para tomar decisiones y que cualquier legislación que salga de esa instancia parlamentaria no será una decisión que represente a la sociedad chilena. Todavía no vivimos en una democracia plena y se continúan violando los derechos humanos. Ya no se tortura sistemáticamente como en dictadura, pero sigue habiendo torturas, acciones ilícitas y montajes policiales”.

Crisis institucional


¿Hay una crisis institucional?
“Hay una crisis de la clase política, de los partidos tradicionales y de la institucionalidad. Cada vez los jóvenes votan menos en las elecciones, pero la paradoja está en que ahora participan más. Se nos acusó de ‘no estar ni ahí’, pero el movimiento de los estudiantes dejó de manifiesto que los jóvenes sí tenemos mucho que decir.

Me preocupa también la reacción de algunos senadores de la Concertación que piensan como la derecha, tal como quedó de manifiesto en las críticas al senador Guido Girardi por negarse a usar la fuerza pública para desalojar el Senado, ocupado por manifestantes. En la Concertación hay dos tendencias: una proclive al movimiento estudiantil y otra que está más cerca de Piñera”.

El gobierno también parece tener dos caras.
“Todos nos damos cuenta del populismo de Piñera cuando dice que nuestras demandas son justas y sabemos que la verdadera opinión del gobierno aparece cuando sus ministros nos tachan de ultras.
Representamos una nueva alternativa de Izquierda, no añeja ni basada en el modelo de la ex URSS. Se busca generar cambios por la vía del poder popular y la toma de decisiones en asamblea, que marquen otra forma de hacer política. También miramos con buenos ojos el surgimiento de opciones unitarias de la Izquierda, que comiencen a ganar espacio en los municipios, en las alcaldías o el Congreso; pero sabemos que en Chile domina la ultraderecha y seguimos siendo una dependencia del imperio norteamericano.

Nuestra alternativa de construcción política no va por el camino de los partidos tradicionales ni por la vía electoral. Creemos en una democracia que se practique en la base y bajo la forma de un poder popular. En el modelo actual de democracia, votar cada cuatro años es la única forma de participación y los jóvenes no nos sentimos parte de ese sistema. La responsabilidad no es sólo de los partidos, sino también del marco institucional en que se hace la política. Me refiero a la Constitución de Pinochet y a un sistema electoral binominal, en que los grupos políticos más pequeños no alcanzan representación, porque los peces grandes se comen a los chicos.

Nosotros no jugamos en este tongo. En las actuales condiciones, es ridículo ir a elecciones porque no cambiará nada y seguirán en el poder los mismos. Aquel que consiga más plata será presidente, senador, diputado o alcalde.

Toma fuerza entre nosotros la idea de crear una nueva organización, más participativa; que retome distintas matrices históricas de la Izquierda, como son las de Recabarren, Salvador Allende o Miguel Enríquez, por nombrar algunas figuras. Somos una generación con memoria, estrechamente ligada con el proceso de la Unidad Popular y con la lucha que se dio dentro y fuera de Chile durante la dictadura”.

Otra Constitución


¿Es prioritaria una nueva Constitución?
“El plebiscito no es buena solución, porque no es vinculante y deja fuera a los estudiantes secundarios, que son menores de edad. Una nueva Constitución debe ser resultado de un proceso de acumulación de fuerzas y de toma de conciencia colectiva.

Existe un vínculo natural entre el movimiento por la educación y el conjunto de la sociedad chilena, que se expresa en el 80% de apoyo que hay en la ciudadanía. Las movilizaciones partieron en 2011 con demandas medioambientales y después siguieron con la educación; pero se está abriendo paso una fuerza social mucho más amplia, en la que se expresan profesores, sindicatos, ecologistas, trabajadores del cobre, empleados públicos, indígenas, consumidores, pobladores, mujeres o activistas por la diversidad sexual.
Se dice que esta es la rebelión de la clase media pero no creo que lo sea. En Chile solamente hay pobres y ricos. Entre esos pobres hay personas que pudieron acceder a una carrera técnica o universitaria, que les permitió obtener algunos recursos; pero esas personas siguen siendo explotadas, están endeudadas con cuantiosos créditos y pagan dividendos que superan con creces sus ingresos.

Estos diferentes grupos de ‘indignados’ están pasando de la indignación a la organización y después de eso, a la acción. El desafío es lograr que ese 80% que está de acuerdo con las movilizaciones vaya más allá de decir lo que piensa a través de una encuesta telefónica y que marche junto a nosotros. Los estudiantes solos no pueden resolver todos los problemas; necesitamos que los trabajadores, los pobladores, nuestros padres y madres, se movilicen con nosotros; no sólo por la educación, también por vivienda y salud o por un salario digno”.

Propuestas precisas


Se critica que las demandas estudiantiles son ilusorias. ¿Qué responde?
“La ACES ha elaborado con especialistas una propuesta que entrega con precisión y claridad el detalle de las soluciones a los problemas planteados. En cincuenta páginas explicamos de dónde saldrá la plata para financiar la reforma y también cómo gastaremos esa plata para dar vida a un sistema nacional de educación estatal articulado, desde la educación de párvulos hasta la universitaria”.

¿Qué opina de la educación subvencionada?
“En una primera fase proponemos reemplazar la educación municipal por un Sistema Nacional de Educación Estatal, al que el Ministerio de Educación entregue, mediante aportes basales, el doble o triple de los recursos que ahora destina a cada alumno. En la siguiente etapa planteamos que los cinco mil colegios particulares subvencionados que no cumplan con los estándares mínimos del Mineduc pasen al control del Estado y, en un plazo más largo, aspiramos a homologar los estándares de la educación particular y pública, mediante un mayor aporte de recursos, control comunitario, participación de los profesores y una reforma pedagógica que permita a los colegios estatales ofrecer igual o mejor educación que los particulares. Queremos cinco mil liceos de excelencia, y sabemos que ésta no es una meta alcanzable en un año. Sin embargo, para lograrla tenemos que trabajar desde ahora”.

¿Qué camino le queda al movimiento por la educación?
“Derecha y Concertación no están a la altura de lo que el pueblo quiere. Ya no es posible otro abrazo como el que selló el acuerdo de 2006. Llevamos seis meses de paro y no creo que los políticos profesionales quieran bajar más en las encuestas. Si no acceden ahora, seguirán alimentando un reventón social gigante; porque detrás de los estudiantes están sus familias. Si no hay respuestas, el conflicto se extenderá y será cada vez más radicalizado. ¿Se habrán puesto a pensar qué pasará cuando la actual generación secundaria llegue a la universidad?

A su vez, si quiere responder en parte a los deseos del pueblo, la Concertación tiene que votar en contra la propuesta de presupuesto para educación 2012, y ojalá que los parlamentarios socialistas recuerden qué es ser socialista”.

¿Y qué pasa con los intelectuales?
“Creo que a los intelectuales de todo el mundo les hace falta bajar más a las bases y estar donde las papas queman. No se pueden hacer análisis político sentado en un sillón. Este movimiento es político, social, cultural y hasta religioso.

En América Latina y en Europa existe una reacción ante el fracaso del modelo económico, político y cultural que es el neoliberalismo. Vemos cómo las potencias mundiales están cayendo y los movimientos sociales levantan su voz, de acuerdo a sus particulares realidades. La sociedad actual debe cambiar porque es muy injusta, ya que muchos tienen poco y pocos tienen demasiado. Por ese motivo nos sentimos parte de las experiencias de Bolivia, Cuba o Venezuela. Cada vez se hace más evidente que lo que nos sucede está relacionado con lo que ocurre en Latinoamérica y en el mundo”.

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 746, 11 de noviembre, 2011
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