20 feb 2012

El poder desde los movimientos sociales


Daniel Nina / (El Post Antillano)

Los movimientos sociales, tanto en el Caribe como en América Central, son agentes protagónicos de cambio, en ocasiones más efectivos que la antigua maquinaria político-partidista.  En esta medida, es importante comenzar a reflexionar la forma y manera en que debemos explorar los cambios sociales en la actualidad.

La Sociedad Interamericana de Prensa y algunos de los gremios de prensa corporativa, han desarrollado eventos para auscultar la opinión pública y crear debates ciudadanos para promover más democracia.  Estas instancias de activismo social, organizadas por la prensa corporativa, son un tipo de expresión colectiva donde las relaciones sociales de transformación de la desigualdad no se presentan en toda su radicalidad.

Paralelo a esto, en toda Latinoamérica se han ido desarrollando movimientos sociales que durante la última década han conseguido alcanzar el poder político.  El caso cumbre es el de Bolivia, y el Movimiento al Socialismo (MAS), el cual representa una relación de movimientos sociales convertido en partido político.

Por otro lado, tanto en Cuba como en Venezuela se están dando procesos de poder popular que debemos mirar con atención.  Sin lugar a dudas, con todas sus contradicciones, en Venezuela  hoy se dan una serie de instancias de poder popular que fomentan un tipo de democracia participativa y soberana a nivel local.  En esta apuesta tal vez, y digo tal vez, se podría ver la emergencia de un tipo de democracia participativa popular.

En Cuba, de forma contradictoria, el proceso revolucionario intenta profundizar la cultura de poder popular a través de la democratizanción de la presencia del Partido Comunista.  Es tal vez más compleja la situación, pero luego de haber visitado a Cuba recientemente, uno solo ve el futuro consolidándose a través de instancias de vida democrática.

En fin, la política no puede continuar como iba. En todo el mundo, desde las comunidades indígenas de Ecuador, a los movimiento populares en Europa, la gente está pidiendo otro tipo de democracia.  A esto hay que ponerle atención, al cambio que se está dando ya.

7 feb 2012

SOLIDARIDAD CONTINENTAL Y DIPLOMACIA POPULAR


“Nosotros no tenemos armas para echar a pique sus fuerzas navales pero tenemos el arma de echar a pique su prestigio en el mundo”


Don Pedro Albizu Campos




   El siglo XXI presenta en Nuestra América el glorioso despertar de la conciencia nacional de los pueblos acerca del gran valor y la inmensa fuerza inherente en nuestras nacionalidades para la constitución de un gran bloque regional. La unidad continental bolivariana de todas nuestras Repúblicas representará una fuerza política y militar capaz de detener el avance del imperio yanqui en su afán destructor y hegemónico que pretende ejercer sobre todo nuestro espacio vital.


   De nuestra parte la Nación Puertorriqueña presenta hoy un cuadro político donde han quedado prácticamente agotadas todas las posibilidades partidistas para encaminar un debate nacional sobre la liquidación de la intervención que se ejerce despóticamente sobre nuestra Patria. Los engendros políticos mediante los cuales pretenden despachar el asunto como uno de carácter doméstico, de derechos civiles o de ciudadanía imperial junto a los falsos plebiscitos, las reaccionarias visiones partidistas y la acostumbrada política imperial de desconocer el carácter internacional de nuestro problema de intervención, ocupación y subordinación política, ameritan el fortalecimiento de los principios jurídicos sobre la libre autodeterminación a partir del reconocimiento absoluto de la soberanía nacional de los pueblos bajo dominación extranjera.


   La anulación intencional y maliciosa de la personalidad jurídica de un pueblo, mediante la conversión ficticia de la nación dominada en una comunidad de los invasores actuando como ejército de ocupación permanente, constituye un acto de barbarie mayor que pretende la derogación total y absoluta del Derecho Internacional sobre la libre determinación de los pueblos oprimidos. Esta brutal afrenta a la dignidad de los pueblos libres del mundo debe provocar la más firme condena de parte de los pueblos de Nuestra América y de toda la comunidad internacional. Es hora de exigirle imperiosamente al imperio yanqui el cumplimiento estricto de sus responsabilidades internacionales, comenzando con el fin inmediato de la intervención de nuestra nación puertorriqueña, so pena de las mayores sanciones que puedan imponerse. En este momento histórico más que nunca antes la Patria nos convoca al servicio sagrado del ejercicio de la Libertad.    


   Es patente que el aislamiento histórico provocado por el imperio interventor tiene el pretendido objetivo de cancelar nuestra nacionalidad hasta hacerla desaparecer para siempre. Ante esta situación necesitamos realizar una clara y contundente demostración patriótica de afirmación nacional que proyecte al mundo entero nuestra determinación de sostener el hecho de que Puerto Rico es y seguirá siendo una Nación Latinoamericana en lucha centenaria por el rescate de su soberanía usurpada por el poder colonial. La Gran Marcha de la Soberanía Nacional puede ser el vehículo ideal para desarrollar una plataforma política desde la cual lanzarnos a la búsqueda organizada de la solidaridad popular continental de todos los pueblos de Nuestra América.


   La solicitud para la discusión de nuestro caso colonial en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, como un tema separado, amerita el desarrollo de una efectiva diplomacia popular que sea capaz  de generar la presión suficiente para hacer entrar en razón al imperio invasor. La solidaridad activa de los pueblos hermanos de Nuestra América es crucial para el logro de nuestros objetivos de liberación nacional.              


   La creación de un Consejo Nacional de Diplomacia Popular puede ser la instancia organizativa unitaria para la creación de los Comités Continentales de Solidaridad con la Independencia de Puerto Rico que viabilicen las movilizaciones necesarias de parte de nuestros pueblos hermanos. La Gran Unidad de las Repúblicas de Nuestra América debe enfrentar el reto político que les presenta el imperio yanqui ante la agenda bolivariana inconclusa de la independencia de Puerto Rico, mediante la brutal ocupación militar de nuestra Patria. Ese deseo malsano de aniquilación es el modelo para la dominación imperialista global. En este espejo debemos mirarnos hoy de cara al futuro de nuestra independencia continental.  


Enrique Rodríguez Medina
Jurista
misionnacional@yahoo.com