29 ago 2012

Educación política para los jóvenes

Juan Antonio Corretjer y Pedro Albizu Campos

Por Perla Franco/ Claridad
Publicado: miércoles, 29 de agosto de 2012

Bajo el nombre de Instituto Hostosiano de Educación Política (InHEP) hace poco más de año y medio que los jóvenes del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano crearon una instancia educativa de formación política basada en los valores y la moral de Eugenio María de Hostos.

Desde el 13 de enero de 2011 este Instituto ha ofrecido cursos en esa dirección para formar jóvenes capaces de entender la realidad política que vive Puerto Rico.

Bajo el nombre de Instituto Hostosiano de Educación Política (InHEP) hace poco más de año y medio que los jóvenes del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano crearon una instancia educativa de formación política basada en los valores y la moral de Eugenio María de Hostos.
Desde el 13 de enero de 2011 este Instituto ha ofrecido cursos en esa dirección para formar jóvenes capaces de entender la realidad política que vive Puerto Rico.

Comenzando el próximo 5 de septiembre, InHEP iniciará una nueva sección de cursos que incluirá el pensamiento político de patriotas como Ramón Emeterio Betances, Hostos, Pedro Albizu Campos, Gilberto Concepción de Gracia, Juan Antonio Corretjer, Juan Mari Brás y Filiberto Ojeda Ríos. Otros temas que se abordarán serán la Historia Política del siglo XX y el Movimiento Independentista, los pasados 60 años del ELA, el Colonialismo y la Situación Internacional de Puerto Rico y el Caribe y la Calidad de Vida, Salud y Desarrollo Social.

Destacados independentistas serán los facilitadores de estos cursos. Éstos son: el historiador Francisco Moscoso, el doctor y profesor Carlos Rivera Lugo, la doctora Sonia Cepeda, la profesora Vivian Auffant, el abogado y expresidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico, Carlos Mondríguez, el economista Néstor Nazario, la abogada Wilma Reverón, el doctor Héctor Pesquera, y los profesores Juan Manuel Delgado, Julio Muriente Pérez y Ángel Rodríguez León. A ellos se unirá como facilitador, el Coordinador del InHEP, Ángel Enrique Rodríguez Castro.

Los cursos serán los miércoles 5, 19 y 26 de septiembre; 3, 10, 17 y 31 de octubre; y 14, 21 y 28 de noviembre a las 7:00pm en el local del MINH en Puerto Nuevo. Para reservar su espacio o para mayor información puede comunicarse al 939-273-0580. Además puede conseguir información en: institutohostosiano@hotmail.com o en Factbook: INHEP. Igualmente en el Blog: inhep.blogspot.com

Fuente: http://www.claridadpuertorico.com/content.htmlnews=7251443BC5B3F3B46CADE9ED27E1A10A

26 ago 2012

Los sesenta: Revolución cubana contra los colonialismos y necesidad de Fanon


Escrito por Fernando Martínez Heredia / La Jiribilla

A partir de 1959, la Revolución cubana anunció desde el Caribe el inicio de un nuevo período histórico, que tenía que resultarle anormal e inaceptable a las lógicas propias de los sistemas sociales para los cuales el conflicto antagónico y la acción de los oprimidos no constituyen escenarios ni opciones posibles.

Los capitalistas no habían ido más allá de los replanteos de la posguerra: predominio mundial de Estados Unidos; reformas sociales internas y democratización política en los países “centrales”; rechazo inicial a la independencia de la mayoría de las colonias, que fue derrotado por la actuación de pueblos organizados y por el reconocimiento de que esas independencias eran inevitables; y el logro o los intentos de pasar, en todas partes del llamado Tercer Mundo, al tipo de dominación neocolonial propio de la madurez del capitalismo y de las exigencias del anticolonialismo.

Lo inaceptable para el sistema de dominación eran las revoluciones de liberación nacional, que implicaban verdadera autodeterminación de los pueblos, triunfo de la justicia social para las mayorías, soberanía nacional y proyectos propios. Para los imperialistas, el llamado “mundo libre” debía ser intangible. Por su parte, la Unión Soviética y el campo de países y de organizaciones políticas que ella lideraba tampoco creían posible cambios revolucionarios profundos fuera del nuevo esquema mundial creado entre las mayores potencias en 1945. Una revolución socialista en América Latina era impensable.

Sin embargo, el mundo mostraba cada vez más señales de la emergencia de nuevas identidades, resistencias, luchas, ideas y proyectos provenientes de aquellas personas y pueblos que durante toda la maravillosa y horrorosa época que han llamado moderna ―es decir, la época del desarrollo y la mundialización del capitalismo― habían sido excluidos de gozar totalmente de la condición humana, ser realmente libres, tener oportunidades de satisfacer sus necesidades básicas o lograr ascenso social, y ser considerados iguales en toda la gama de situaciones que va desde los planos más íntimos hasta las relaciones internacionales. Sobrevino un tiempo de revoluciones en Asia y en África, y la emergencia de países y movimientos de esas regiones que se coordinaban para conquistar o defender su autonomía frente al imperialismo e intentar desarrollar su economía. Los que habían aceptado ser subalternos y considerados inferiores ahora se reconocían, orgullosos de sí mismos, y se levantaban contra el racismo, las desigualdades y el orden social que había promovido y sostenido aquellas iniquidades.

Entre 1959 y los años sesenta Cuba vivió grandes transformaciones revolucionarias, invenciones, batallas, desafíos, desgarramientos, disyuntivas y urgencias, todo en un plazo muy breve, con la condensación del tiempo que produce una gran revolución. Al mismo tiempo, tanto el objetivo, la capacidad de motivar, movilizar y obtener devociones y sacrificios, como el proyecto trascendente, necesitaban ser intencionados, originales y creativos, para lograr liberar el país, las personas, las relaciones sociales, las instituciones, defender la revolución de sus enemigos, satisfacer las necesidades y las expectativas crecientes de la población y desarrollar una nueva organización social.

Pero se expandía la conciencia de que todo aquel movimiento sería la premisa para procesos de liberaciones cada vez más profundas y abarcadoras, capaces de subvertir hasta sus propias creaciones previas, en busca de nuevas personas, una nueva sociedad y una nueva cultura. Porque la Revolución había franqueado el acceso a un formidable avance de la conciencia: la certeza de que todas las sociedades modernas funcionan garantizando la reproducción general de las condiciones de existencia de la dominación de clase y la dominación nacional, y que han sido y son capaces de reabsorber procesos que una época fueron revolucionarios, aunque en su saldo queden cambios que resulten muy positivos.

Frente a aquellas necesidades tan gigantescas como tan poco definidas, el país confrontó graves problemas: la Revolución entera, con sus realidades y sus sueños, era muy superior a la reproducción esperable de la vida social a partir de las realidades con que el país contaba. Y en el terreno internacional, duro condicionador de la empresa de llevar a término el socialismo de liberación nacional, la inadecuación era muy grave también. Solo tendré en cuenta la situación que se creó en lo que atañe a sus relaciones con el mundo espiritual, las ideologías y el pensamiento.

Cuba poseía una enorme acumulación cultural revolucionaria previa, que concurrió en muy alto grado al triunfo de 1959. Pero dentro de ella, las ideas no estaban a la vanguardia. El pensamiento, la propuesta y el proyecto revolucionarios de José Martí, tan atinados para enfrentar la situación de fines del siglo XIX, tuvieron la grandeza de trascender mucho a su circunstancia cubana, latinoamericana y caribeña. Pero la primera república burguesa neocolonial implicó un duro retroceso respecto a Martí, al mismo tiempo que fue introduciendo nuevas contradicciones y conflictos. La Revolución del 30 provocó una profunda ruptura ideológica. Socializó la convicción de que los cubanos eran capaces de autogobernarse, una dimensión política muy desarrollada, una institucionalidad sumamente avanzada y un complejo ideológico que incluía el antimperialismo, la intervención estatal, la democracia como un valor superior y el socialismo. Pero el sistema capitalista neocolonial y sus nefastas consecuencias permanecieron incólumes. Durante la segunda república, la hegemonía tuvo que complejizarse una vez más para evitar una nueva revolución, la inadecuación entre las dimensiones de la formación social se agudizó y las formulaciones ideales e intelectuales no parecían tener relevancia efectiva.

Tan poco explicable resultó la Cuba en revolución que en 1959-1960 se decía de ella que no tenía ideología. Después de las nacionalizaciones masivas y la batalla de Girón quedó expreso que Cuba era socialista, pero al mismo tiempo se desplegaron serias diferencias y algunos conflictos dentro del campo de la Revolución acerca de cuestiones fundamentales de comprensión del socialismo. Muy próximo a la muerte, en aquel año de Girón compuso Frantz Fanon su libro Los condenados de la tierra.

Los años sesenta cubanos fueron un capítulo de enorme importancia en el crecimiento del pensamiento revolucionario producido por el Tercer Mundo. En un país sumamente occidental triunfó la primera revolución antineocolonial en el mundo, que asumió un socialismo de liberación nacional y proclamó ser, por boca de Fidel, “la revolución democrática de los humildes, por los humildes y para los humildes”. Pero había que poner al pensamiento a la altura de los hechos, de los problemas y de los proyectos, porque él debía ser un auxiliar imprescindible, un adelantado y un prefigurador.

Sucedió entonces una colosal batalla de las ideas, que después fue sometida en su mayor parte al olvido y que está regresando, en buen momento, para ayudarnos a comprender bien de dónde venimos, qué somos y adónde podemos ir. El democratismo de los años cuarenta y cincuenta, que contribuyó a formar ciudadanos más capaces y exigentes, no pudo encontrar su lugar en medio de la tormenta revolucionaria. El socialismo del campo soviético no podía servirle al propósito liberador; el hecho de ser la URSS el principal aliado que tuvimos y el entusiasmo con que nos abalanzamos sobre el marxismo más bien fueron factores de confusiones y perjuicios en los campos de la política y del pensamiento. La teoría de Marx, Engels y Lenin había sido reducida por aquel campo a una ideología autoritaria, destinada sobre todo a legitimar, obedecer y clasificar. Necesitábamos un marxismo creador y abierto, debatidor, que supiera asumir el anticolonialismo más radical, el internacionalismo en vez de la razón de Estado, un verdadero antimperialismo y la transformación sin fronteras de la persona y la sociedad socialista, como premisas para un trabajo intelectual que fuera indeclinable en su autonomía y esencialmente crítico. Un marxismo que no se creyera el único pensamiento admisible, ni el juez de los demás.

“Pensar con cabeza propia”, entonces, no era una frase, sino una necesidad perentoria. Fidel y Ernesto Che Guevara fueron maestros en aquel arte, que es tan difícil, porque el colonialismo mental resulta el más reacio a reconocerse, quizás porque porta las enfermedades de la soberbia y de la creencia en la civilización y la razón como entes superiores e inapelables. La Revolución verdadera, sin embargo, todo lo puede, y en aquellos años sesenta se reunieron las grandes modernizaciones y el ansia de aprender con el cuestionamiento de las normas y las verdades establecidas, la entrega completa y la militancia abnegada con la actitud libertaria y la actuación rebelde, la polémica y el disenso dentro de la Revolución. Como sucede en estos casos, los más jóvenes primábamos sobre el terreno, pero unidos con personas de todas las edades y sacándoles provecho a sus conocimientos. En todo caso, estaba claro que el pensamiento determinante también tendría que ser nuevo.

Por otra parte, para pensar con cabeza propia hay que tener instrumentos, y por eso leer era una fiebre. Junto a las obras y las palabras de cubanos, una gran cantidad de textos y autores de otros países se consumían o se perseguían. Además de los autores clásicos del marxismo, en el terreno del pensamiento de mayor alcance descollaron en aquellos años dos personalidades que nos ganaron enseguida: Antonio Gramsci y Frantz Fanon. En realidad no estaban tan lejos entre sí estos dos isleños ―uno de Cerdeña y otro de Martinica― que tuvieron sus experiencias decisivas y escribieron sus obras principales a ambos lados del Mediterráneo, y que murieron demasiado temprano. Esto lo expreso ahora, tantos años después, pero en aquel momento, sin darme cuenta del parentesco, los asumí a ambos con gran naturalidad, como hermanos que eran en un tipo específico de pensamiento, y ayudas providenciales para satisfacer mi necesidad.    

Fanon nos brindó unas tesis poderosas, atinentes a cuestiones esenciales para nosotros y salidas de nuestro mundo. El colonialismo, el imperialismo y el racismo de mediados del siglo XX, reales, no abstracciones acerca de ellos ni estructuras de pensamiento y cuerpos teóricos en los que nosotros ―los del Tercer Mundo― éramos siempre corolarios subalternos, “casos particulares”, folklore, vecinos molestos o lugar de olvidos. Los hechos y los procedimientos que caracterizan a esos enemigos de la humanidad y del planeta, pero también los sujetos que ellos producen, asumidos sin ceguera ni paternalismo. Y todo el trabajo de Fanon enrumbado por una brújula: la acción revolucionaria o la necesidad de ella, la ruptura violenta de los órdenes de dominación como la posibilidad de la institución de personas y sociedades nuevas, acción y ruptura a las que dedicaba su intelecto y su pasión. La argumentación de sus tesis poseía una riqueza extraordinaria y convincente, asistida por ciencias o por la profesión que él dominaba, y su prosa, tan hermosa, recorría la gama que va desde el opúsculo de verbo quemante hasta el análisis más ecuánime o el encanto del narrador.

Con Fanon estábamos siempre en los temas nuestros. En la unión y la simultaneidad imprescindible del socialismo y la liberación nacional, tan poco entendida o negada a lo largo del siglo, desde posiciones diversas. En la urgencia de conocer de verdad al ser humano que es producido por el capitalismo, el colonialismo y el racismo, un requisito para darles estrategia, tácticas, efectividad, masividad y permanencia a los cambios profundos de las personas y las relaciones sociales. En el análisis riguroso y concreto de los procesos que se viven en una revolución, los rasgos generales y las tendencias, los papeles que tiene la actuación y, al mismo tiempo, las influencias que reciben los que actúan y sus reacciones ante ellas. En la recuperación de temas que pueden parecer inconvenientes, o causa de distracción y confusión, cuando en realidad son indispensables si lo que se pretende es pelear y construir para liberar a todos y liberarnos de todas las dominaciones.

El racismo, ese elemento que formó parte de la constitución de la cultura cubana y fue tan importante en el sistema de dominación en el siglo XIX, que tiene una historia inseparable de nuestras luchas de liberación, fue golpeado muy duramente por la Revolución que triunfó en 1959, en sus bases y en su capacidad de reproducción social. Pero muy pronto el antirracismo fue pasado a un plano tácito, y fiados sus objetivos al del cumplimiento de los fines más generales del proceso, que debía traer aparejado la superación del racismo. El pensamiento cubano de esos años no fue fuerte en este tema. Por eso la publicación en nuestro país de Piel negra, máscaras blancas, en 1968, fue un suceso tan importante.

Era un momento crucial en el esfuerzo de máxima profundización del socialismo cubano, y el país seguía inmerso en su combate internacionalista, cuando apareció aquel libro como un rayo de luz, para ayudar a situar mejor ambos esfuerzos ante necesidades apremiantes. Comprender la diversidad real de componentes y de situaciones que existen en el seno de un pueblo políticamente unido, pero también percibir las deformaciones y las inequidades que parecen naturales en la vida cotidiana ―donde la consecuencia es convertida en causa―, males que de un modo u otro disminuyen o envenenan a todos y obstaculizan la posibilidad de crear personas nuevas. Conocer concretamente las funciones que cumple el racismo a favor de la opresión de clase en el capitalismo, pero sin negar la existencia de las razas como construcciones sociales determinadas y como identidades de opresión y autodisminución del oprimido, y entender las salidas diferenciadas que tienen los racializados, desde tratar de ser aceptados como si fueran blancos hasta luchar contra todas las dominaciones. Es decir, complejizar tanto la creación del socialismo como las batallas caribeñas, latinoamericanas y mundiales.

Aunque escrito dieciséis años antes, aquel libro tuvo un prestigio e influencia aún mayores, porque ya Los condenados de la tierra se había establecido en el pensamiento radical cubano como uno de los pilares del pensamiento marxista que debíamos desarrollar para estar a la altura de la Revolución y su proyecto.          

Al concluir Piel negra, máscaras blancas, Fanon se encomendaba al Marx de El 18 Brumario. Ahora, el título mismo de su libro mayor anunciaba su posición. Desde 1961, los cubanos habíamos puesto a La Internacional en un lugar muy importante entre los símbolos revolucionarios. Aunque poco tiempo después cayeron en el descrédito varias expresiones, axiomas o lugares comunes del pretendido socialismo mundial, La Internacional siguió expresando la determinación de los cubanos y su devoción a la causa socialista. Era la canción de los humildes, a los que la lucha por una revolución hecha por los humildes y para los humildes convirtió en proletarios. Y ahora venía Frantz Fanon a rescatar el verso inicial del comunero, y le daba una nueva identidad al mismo tiempo que restituía su propósito: los condenados de la tierra somos nosotros, y mediante la lucha revolucionaria vamos a abrirle desde el Tercer Mundo un nuevo cauce a la liberación de todas las personas y de todos los pueblos del mundo.

Apunto, en forma telegráfica, un poco de la riqueza de esta obra. La violencia revolucionaria como praxis y como noción teórica es central en su argumentación. Un triunfo descomunal del capitalismo actual ha sido convertir la demonización de la violencia en uno de los dogmas políticos más aceptados y sentidos por una masa enorme de oprimidos del mundo que están activos en cuestiones sociales y políticas. Se convierten así en agentes de su propio desarme, que se ofrecen inermes e inculcan inacción en todo su entorno. Lo peor es que la apariencia de esa demonización es moral y de defensa de los valores del ser humano. Mientras, no existe freno alguno para la violencia masiva imperialista, que siega vidas por cientos de miles, ni para el asesinato selectivo que se exhibe con jactancia, ni para las incontables formas de violencia que se practican cotidianamente contra las mayorías del mundo. A los pobres les queda ejercitar y ser víctimas de la violencia común, un cáncer inmenso que opone a los de abajo contra sí mismos y los deshumaniza, a la vez que alimenta grandes negocios capitalistas.

El legado de Martí tuvo que esperar por las revoluciones de mediados del siglo XX. Mao, Ho Chi Minh, Fidel, el Che, Fanon, son sus continuadores en una nueva época histórica que ya había desplegado el mundo que aquel cubano vio venir. Para Martí, la violencia revolucionaria también era indispensable como escuela de personas nuevas que se apropiaran totalmente de su condición humana, se capacitaran como combatientes y ciudadanos, y aprendieran a sustituir el egoísmo por la hermandad y la solidaridad. La guerra sería la escuela de los hombres y mujeres para ser del todo humanos, y la garantía de que fuera posible crear una república nueva.

La violencia de Marx es la partera de la historia, es la condición sin la cual la conciencia y la organización de clase no destruirían el capitalismo, es lo que permite al proletariado devenir poder revolucionario e iniciar el fin de todas las dominaciones. La violencia de Fanon, como la de Martí, es partera ante todo porque permite al colonizado convertirse en un nuevo ser humano: “la ‘cosa’ colonizada se convierte en hombre en el proceso mismo por el cual se libera”. Pero Fanon ya se vale de los nuevos adelantos de campos del conocimiento de los seres humanos, y se vale del marxismo, que domina y utiliza de un modo creativo. Eso le permite también inscribir los conflictos y las situaciones concretas en totalidades aptas para comprender el sentido de ellos y orientarse.

Sugiero leer con cuidado esta tesis de la violencia de Fanon ―que también le ha costado ser echado a un lado durante un largo período―, discutirla y ponerla en relación con aquel triunfo cultural del imperialismo.      

No puedo referirme ya a sus ideas sobre la necesidad de que los rebeldes creen su organización política, y las características que ella está obligada a tener para ser realmente revolucionaria, ni aludir a sus riquísimos y polémicos análisis sobre la cultura nacional y los fundamentos recíprocos entre ella y las luchas de liberación. Tampoco comentaré el capítulo “Guerra colonial y trastornos mentales”, tan rico en datos y sugerencias, pero que después de la ordenada exposición de tesis tan importantes que ha hecho pudiera parecerle curioso y demasiado extenso al que todavía no se haya apoderado del todo del pensamiento de Frantz Fanon.

Pero sí puedo agradecer que frente a las tremendas necesidades de hoy tengamos otra vez a Fanon con nosotros. Y citar las palabras finales de su primer libro: “¡Oh, cuerpo mío, haz de mí, siempre, un hombre que interrogue!” Y terminar citando las palabras finales de su último libro: “hay que inventar, hay que descubrir (…) compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo”.

Nota:

(1) Palabras en la inauguración del Seminario El Caribe que nos une, en el 31º Festival del Caribe, Casa del Caribe, Santiago de Cuba, 4 de julio de 2012.


Por eso quiero el socialismo para mi país


Escrito por Ángel Pérez / Juventud Hostosiana MINH

A inicios de julio, nos preparábamos para llegar a Caracas a participar del Foro de Sao Paulo que estaría celebrándose del 3 al 6 de ese mes. Allí llegamos y, pocos días después, me enteraría de una noticia que cambiaría mi vida para siempre...

En medio del debate político y el calor de la izquierda latinoamericana, la menstruación de mi pareja no bajaba. Las emociones brincaban con la señal de embarazo de la primera prueba de farmacia. La segunda y la tercera fueron académicas, la señal era la misma.

Una vez terminada la discusión política, pedimos a los compañeros de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela que nos ayudaran a conseguir algún médico para verificar el curso de la nueva criatura. Agitados con la noticia en pleno viaje de vacaciones, decidimos proseguir la visita por el hermano pueblo, para conocer las bellezas del país. Otros compañeros de la ciudad de Puerto Ordaz fueron los que nos recibieron. Solo bastó con una llamada de Caracas para que estos jóvenes nos abrieran hasta las puertas de su casa.

La primera misión de Puerto Ordaz, fue la visita al médico. Tomamos un taxi en cual pudimos hablar y conocer a los nuevos amigos.

Hablando sobre lo impresionados que estábamos con algunas de las políticas implantadas por el Presidente Chávez, logramos ver la exaltación del conductor. Este hombre no podía hablar, pero su deseo de comunicarnos su sentir pudo más que mil palabras. Sacó una pequeña libreta y su bolígrafo. En ella escribió:

“SI CHAVEZ NO ESTUVERIA EN EL PODER YO HUVIERA MUERTO PQ NO TENIA PARA MI TRATAMIENTO. PQ LA SALUD LA IBAN A PRIVATISAR”  (SIC)

Aquel humilde señor provocó un minuto de reflexión de los que estábamos en el carro. Llegando al Centro de Tratamiento, le pedí la nota al taxista y sin ningún problema alguno me la regaló. Sin querer ser incrédulos con el testimonio del taxista, nos tocó vivir la Revolución. Llegamos al médico, mi pareja fue atendida, le realizaron los análisis médicos, hicieron un  sonograma y nos pasaron la ‘cuenta’:

“Felicidades, lleva la receta a la farmacia para que comiences a tomar las prenatales.”

Más allá de consignas fetichistas como “Socialismo es el único camino”, “Patria, Socialismo o Muerte Venceremos”, por esta razón yo quiero el socialismo para mi país. Ya no se trata que leí o que me dijeron que la medicina en Venezuela es gratis, sino yo lo viví y lo viví de una forma especial.

Hoy guardo la nota del taxista y el recuerdo de la primera cita de mi futuro hijo/a. En frente de mí nadie podrá hablar mal del proceso Revolucionario en Venezuela, ni del Presidente Hugo Chávez.

Por esa razón yo quiero el SOCIALISMO.

Fuente: http://www.minhpuertorico.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=1449:angel-perez-juventud-hostosiana-minh&catid=70:juventud-hostosiana&Itemid=90

6 ago 2012

Chomsky: "La democracia debe sustituir la hegemonía de los EE.UU."


Rafael Mathus Ruiz / (La Nación/Rebelión)

Noam Chomsky
El intelectual norteamericano, siempre crítico de las políticas de su país, se entusiasma con los movimientos de protesta popular en varios lugares del mundo, mientras advierte sobre un planeta en riesgo ecológico: "Podemos estar yendo a un precipicio", afirma.

Cinco estantes cargados de libros recorren una pared de punta a punta en las oficinas de Noam Chomsky en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Cada tanto, se ven etiquetas escritas a mano con un marcador, pegadas en los estantes con cinta adhesiva transparente: 1955, 1975, 1993, y así, hasta llegar casi hasta el presente. Descansan allí más de cien títulos, algunos en inglés, otros en español, japonés, hebreo o árabe. Todos llevan el nombre del mismo autor: Noam Chomsky.

Esa es la antesala a una charla con uno de los pensadores más prolíficos de la historia contemporánea, que a los 83 años mantiene incólume el fanatismo por su trabajo y su acérrima crítica a las políticas de Estados Unidos. Chomsky -considerado el padre de la lingüística moderna, filósofo y activista- repasa los eventos que sacudieron el planeta en los últimos años, reflexiona sobre el futuro y ofrece, sin sutileza, un panorama cuando menos lúgubre. "Si miro el mundo objetivamente, creo que será un milagro si los seres humanos sobreviven en un mundo decente dentro de cien años", afirma.

Crudo y punzante, Chomsky parece por momentos no dar tregua a la realidad o a la humanidad. Pero luego, cuando habla de las luchas protagonizadas por cientos de miles de jóvenes en Medio Oriente, Europa, Estados Unidos, México o Chile, suelta algo de optimismo, quizás empujado por su espíritu anarquista. No lo expresa con gestos o cambios en su tono de voz. Mantiene, siempre, la misma cordialidad. Sólo identifica progresos sutiles, y recuerda luchas del pasado, los cambios que vio como profesor en Cambridge, el movimiento por los derechos civiles o el feminismo, y repite, varias veces, dos cosas: no se puede vislumbrar el desenlace de las batallas actuales, y ese desenlace depende de la gente. Del 99%, no del 1% que el movimiento Occupy Wall Street puso en el banquillo.

La entrevista con Chomsky comenzó con una recomendación, implícita, a un libro: Falla de diseño ( Failure by design ), de Josh Bivens, economista integrante del Instituto de Política Económica, un centro de investigación que hizo varios análisis sobre la rampante desigualdad de Estados Unidos mucho antes de que cientos de jóvenes acamparan en el Parque Zuccotti, en Nueva York.

"Recorrieron las políticas de los últimos 30, 35 años, y las describieron como un fracaso, pero un fracaso clasista. Hay una falla de diseño, que surge de las clases sociales, que refleja las preocupaciones y los intereses de quienes diseñaron esas políticas. Para ellos, ha sido un gran éxito. Si se utiliza el imaginario del movimiento Occupy... , que por supuesto es sólo imaginario, para el 1% es un gran éxito; para el 99%, es un fracaso. Pero eso es lo que cabría esperar. Las políticas están determinadas por un estrecho sector de poder y privilegio. Funcionan para ellos, pero mire lo que sucede para todos los demás."

Esa falla de diseño, sostiene Chomksy, es la que llevó a cientos de miles a rebelarse en varios rincones del planeta.

¿Está despuntando un nuevo modelo? En busca de algunos indicios en ese sentido, Chomsky menciona, primero, algunas "propuestas de políticas", como ciertas reformas al corazón de Wall Street, o medidas para atacar la corrupción corporativa, que comenzaron a surgir tras la gran recesión de 2008. Luego, habla de un cambio "profundo, mucho más profundo", que él ve como lo más significativo del movimiento Occupy Wall Street : el desarrollo de comunidades.

"Eso es bastante significativo. Este es un país altamente atomizado. Las personas están básicamente solas. Se puede odiar todo lo que está pasando, pero no se cree que se pueda hacer nada al respecto. Romper con eso, y construir comunidades de apoyo mutuo en todo el país, eso en sí mismo es un avance significativo. Si puede ser sostenido ante la represión previsible, y puede crecer, puede hacer una gran diferencia."

Sobre esa idea, agrega que hay nuevos modelos que han ganado atención: el desarrollo de empresas en manos de trabajadores, de tipo cooperativo. "Eso parece estar aún en una etapa muy temprana, pero podría desarrollarse. Y no es una utopía. Podría ocurrir", afirma.

-¿Cómo cree que será el desenlace de este conflicto entre la sociedad civil y el poder tradicional que se ve en las protestas en distintos lugares del mundo?
-Nunca se pueden predecir esas cosas. Si alguien hubiera preguntado hace un año qué pasaría si un par de jóvenes ocupaban el Parque Zuccotti, la predicción racional, lo que yo hubiera dicho, es que iban a ser expulsados por la policía al día siguiente y que todo habría terminado. Bueno, eso no sucedió. Se encendió. Acabo de reunirme con un grupo de activistas de Chile. Si alguien hubiera preguntado un año y medio atrás qué pasaría si un grupo de estudiantes marchara en las calles para oponerse al grotesco costo de la educación y su sistema educativo clasista, hubiera recibido la misma predicción. No pasará nada. Pero resulta que sí pasó, lleva años, atrajo a otras personas, y está desafiando las bases del régimen que dejó Pinochet por primera vez. Y lo mismo en la Plaza Tahir. ¿Quién puede hacer predicciones? El desenlace dependerá de lo que haga la gente.

-¿Cuál es el cambio más significativo que provocaron las protestas?
-Hay varias diferencias entre Egipto, España, Chile, Estados Unidos y los demás. Pero hay algunos elementos comunes. En su mayor parte, es una rebelión contra el neoliberalismo, que fue un fracaso por su diseño. Es un sistema diseñado para el beneficio de un pequeño sector de privilegio y poder. Ha sido un desastre en casi todas partes. Después de un par de décadas de graves, graves desastres, finalmente, hace unos diez años, América latina ha ido levantándose. La Argentina fue uno de los primeros, de hecho. Pero Bolivia, Ecuador, Venezuela, Brasil, han estado saliendo. En Africa del Norte, en la "primavera árabe", una gran parte de las revueltas fueron en contra del neoliberalismo. Las medidas neoliberales han sido impuestas por los culpables de siempre: el FMI, el Banco Mundial, el Departamento del Tesoro, y así sucesivamente. Los países fueron muy elogiados por las instituciones internacionales, como la Argentina, que fue alabada por su economía magnífica justo el día antes de que se derrumbara totalmente. Eso es normal. Y, de hecho, el sistema fue bueno para algunos. Hubo crecimiento, y el crecimiento fue, como de costumbre, muy concentrado. Para la mayoría de la población, significó el estancamiento, y la disminución o eliminación de los sistemas de apoyo, las consecuencias habituales. También la corrupción, tremenda, que siempre viene aparejada. Y la población simplemente se levantó contra eso. En Túnez, y lo mismo en España y Grecia, y los Estados Unidos y Chile. Hay variantes diferentes, pero la misma falla de diseño.

-En América latina muchos ven dos modelos, uno vinculado a Venezuela y el otro a Brasil, ¿cuál cree que puede prevalecer?
-Depende de dónde estén las presiones y de lo que haga la gente. Otro modelo es la Argentina. Canceló, en efecto, su deuda, ante el rechazo de las instituciones internacionales y la denuncia de los economistas que advertían que iba a ser un desastre total. Pero la diferencia más extrema que yo veo es entre Bolivia y Colombia. En Colombia, por primera vez hay una voluntad seria de condenar las atrocidades de los paramilitares. Washington está siendo expulsado de todas sus bases militares en América latina, aunque está tratando de mantenerse en Colombia. Brasil es un caso interesante. En el discurso contemporáneo de Estados Unidos, es el buen ejemplo. Pero si uno echa un vistazo a las políticas de Lula, no son muy diferentes de las del gobierno de [João] Goulart en la década del 60. Bueno, la reacción de los Estados Unidos en ese momento fue organizar un golpe que estableció el primer Estado de seguridad nacional al estilo neonazi en la región, y se extendió como una plaga. Ahora la reacción es darle una palmada en la cabeza y decir "ustedes son los chicos buenos". Eso es un signo de los cambios. El poder de Estados Unidos para intervenir no es cero, pero ha declinado, y la conciencia es cada vez mayor en América del Sur, y, en cierta medida, en América Central, de que no se tiene que aceptar esa dominación.

-¿Quién cree que puede sustituir a los Estados Unidos?
-En un escenario óptimo, lo reemplazarán los propios países. Es como preguntar quién debe sustituir a una dictadura. Bueno, no otra dictadura. La democracia y la libertad deben sustituir la hegemonía de Estados Unidos. No hay necesidad de una hegemonía mundial. Y no hay nadie en el horizonte. El poder de los Estados Unidos está disminuyendo, pero Estados Unidos es abrumadoramente más poderoso que cualquier otro país del mundo.

-Pero, ¿cree que es esperable que el multilateralismo tenga éxito? Vemos estancamiento en Siria, la cumbre de Río fracasó, y en Europa, los líderes no parecen atinar a dar una respuesta contundente...
-En Europa hay más fallas de diseño. Las políticas de austeridad en la recesión casi con garantía dañarán a las economías, aunque el Banco Central Europeo está empezando a reconocer eso. Es una falla clasista que perjudica a la población y está desmantelando el contrato social. Los derechos laborales están siendo destruidos. El poder privado ha aumentado. No tiene que ser así, hay otras opciones. De hecho, Estados Unidos tuvo una política más progresista que Europa continental para responder a la crisis. Eso no es muy bueno, pero al menos es algo. Hubo medidas aquí para evitar la depresión. Y hay un crecimiento muy, muy lento. Europa es lo contrario, se dirige hacia una depresión. Ahora está cambiando, y se está hablando de hacer lo que debería haber hecho en primer lugar. Pero éstas son opciones. No son leyes de la naturaleza.

-¿Es optimista respecto del futuro?
-Si miro el mundo objetivamente, creo que será un milagro si los seres humanos sobreviven en un mundo decente dentro de cien años. No por lo que estamos hablando. Estas son cosas que se pueden solucionar. Creo que con mejores políticas se podrían mitigar algunos de estos problemas, tal vez cambiarlos radicalmente si hay, por ejemplo, un movimiento serio que se proponga trabajar en empresas que estén en manos de comunidades. Pero hay otros problemas que no son fáciles de solucionar. Podemos estar yendo hacia un precipicio. La cumbre de Río es un buen ejemplo. No pasó nada. Había aspiraciones muy bajas, y los resultados fueron irrisorios. Somos como lemmings caminando a un precipicio. Es un problema muy serio.

-¿Cómo se puede evitar eso?
-Puede ser demasiado tarde para evitarlo. Pero una cosa es clara: cuanto más esperemos, más duro será. Y vamos en la dirección equivocada. Hay un montón de entusiasmo y euforia ahora por las nuevas fuentes de combustibles fósiles, por ejemplo en Brasil y en Estados Unidos. De hecho, Obama habló con mucho entusiasmo de que podamos tener un siglo de independencia energética debido a la explotación de combustibles fósiles. The Financial Times publicó un informe sobre las grandes perspectivas para el siglo de la independencia energética de los Estados Unidos. La única cosa que ninguno de ellos preguntó es ¿qué clase de mundo va a ser después de un siglo de explotación de los combustibles fósiles, que están destruyendo el medio ambiente?

-Lleva más de medio siglo en el MIT, ¿no cree que las nuevas generaciones, los jóvenes, sus alumnos actuales, puedan resolverlo?
-No se puede predecir eso. Cuando llegué aquí, en los 50, era una década muy pasiva. No pasaba nada. Si usted caminaba por los pasillos del MIT cuando llegué aquí en 1955, veía hombres blancos bien vestidos, obedientes, indiferentes, haciendo su tarea, sin interés en nada. Dé un paseo por los pasillos ahora. La mitad son mujeres, un tercio son minorías, y hay una gran cantidad de activismo estudiantil en todo tipo de temas. Hay un grupo dedicado al cambio climático aquí, muy bien considerado, que disiente del consenso internacional porque lo considera demasiado conservador. Piensan que la situación es mucho peor que lo que se cree. Estos cambios son muy significativos. ¿Podría alguien haberlos previsto? No.

-Usted dijo que el progreso es lento, pero dramático en períodos largos de tiempo. Después de la crisis global, ¿qué progresos cree que ha hecho el mundo?
-Hay progresos. Por un lado, el discurso general, incluso en los medios tradicionales, y en los medios económicos, ha cambiado. Ahora hay atención en temas que estaban ocultos hace un año, temas como la desigualdad, la corrupción corporativa, el vapuleo del proceso político con la cantidad de elecciones que se compran. También el tema ambiental se ha acercado al primer lugar de la atención pública y al centro de las preocupaciones. Eso ya es un cambio. ¿Puede haber un cambio en la implementación de políticas? No en tres meses. Hay que ver. Hay ejemplos para pensar. Tome 1960. Cuatro estudiantes negros de un colegio negro en Carolina del Norte se sentaron en una cafetería y pidieron ser servidos, algo que era ilegal. Fueron arrestados, por supuesto, y tratados de manera muy dura. Eso podría haber sido el final, al igual que el Parque Zuccotti podría haber terminado el primer día. Bueno, no lo fue. Otros los reemplazaron. Muy pronto el movimiento popular se expandió y se introdujeron cambios sustanciales. Eso no se podía predecir. Más tarde, en la década de 1960, pequeños grupos de mujeres, jóvenes sobre todo, comenzaron a formar grupos para crear conciencia, en los que hablaban acerca de si la represión bajo la cual vivían era una ley de la naturaleza. Muy pronto, usted tuvo un movimiento sustancial de mujeres que probablemente cambió la cultura en todo Occidente más que cualquier otro movimiento. No se pueden predecir estas cosas. Yo estaba en Argentina en 1999, y no había forma de predecir lo que pasó en la década siguiente. Fue una sorpresa total.

-Habla sobre todo de fenómenos que pasaron en Estados Unidos. En 2003, dijo que era el mejor país del mundo. ¿Aún lo cree?
-Dije que en algunos aspectos, lo es. Hay aspectos en los que es el país más libre del mundo, con un montón de buenas características. Hay otros aspectos en los que ha hecho cosas terribles.

MANO A MANO
En su oficina, Noam Chomsky vive rodeado de libros, plantas y fotos de su mujer, sus hijos y sus nietos. Una imagen gigantesca del filósofo Bertrand Russell domina el ambiente. En la entrada, colgada al lado de la puerta, está enmarcada la portada de la revista The American Prospect de abril de 2005. "Entre Chomsky y Cheney", reza el título, acompañado de una caricatura en la que ambos se miran con furia.

El intelectual que revolucionó la lingüística moderna en los años 60 ha sido un feroz crítico de Estados Unidos, en particular, de su política exterior. "La mejor forma de evitar el terrorismo es dejar de practicarlo", atizó, luego de los atentados del 11-S. Chomsky no ha atenuado sus críticas: hace poco, dijo que el presidente Barack Obama era peor que George W. Bush, y que sólo lo votaría si Massachusetts fuera un Estado en disputa, con el fin de impedir el regreso de los republicanos a la Casa Blanca.

Vestido con pantalón y camisa de jean y zapatillas blancas, se lo ve un poco más gordo que hace unos años. Chomsky revela en seguida su cordialidad cuando interrumpe la primera pregunta para pedirle a este corresponsal que le cuente sobre su vida. Luego, generoso, deja que la charla se estire unos minutos más allá de los 20 acordados en un intercambio de correos electrónicos con su asistente, Bev Stohl, y se presta para algunas fotos mientras intenta comunicarse por Skype con una alumna en Europa para discutir su tesis.

Fuente: http://www.visionesalternativas.com/index.php/component/content/article/99-portada/18922-chomsky-la-democracia-debe-sustituir-la-hegemonia-de-los-ee-uu

Sadismo económico


Escrito por Ignacio Ramonet / Le Monde Diplomatique

¿Sadismo? Sí, sadismo. ¿Cómo llamar de otro modo esa complacencia en causar dolor y humillación a personas? En estos años de crisis, hemos visto cómo –en Grecia, en Irlanda, en Portugal, en España y en otros países de la Unión Europea (UE)– la inclemente aplicación del ceremonial de castigo exigido por Alemania (congelación de las pensiones; retraso de la edad de jubilación; reducción del gasto público; recortes en los servicios del Estado de bienestar; merma de los fondos para la prevención de la pobreza y de la exclusión social; reforma laboral, etc.) ha provocado un vertiginoso aumento del desempleo y de los desahucios. La mendicidad se ha disparado. Así como el número de suicidios.

A pesar de que el sufrimiento social alcanza niveles insoportables, Angela Merkel y sus seguidores (entre ellos Mariano Rajoy) continúan afirmando que sufrir es bueno y que ello no debe verse como un momento de suplicio sino de auténtico júbilo. Según ellos, cada nuevo día de castigo nos purifica y regenera y nos va acercando a la hora final del tormento. Semejante filosofía del dolor no se inspira en el Marqués de Sade sino en las teorías de Joseph Schumpeter, uno de los padres del neoliberalismo, quien pensaba que todo sufrimiento social cumple de algún modo un objetivo económico necesario y que sería una equivocación mitigar ese sufrimiento aunque sólo fuese ligeramente.

En eso estamos. Con una Angela Merkel en el rol de “Wanda, la dominadora”, alentada por un coro de ­fanáticas instituciones financieras (Bundesbank, Banco Central Europeo, ­Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc.) y por los eurócratas adictos de siempre (Durao Barroso, Van Rompuy, Ollie Rehn, Joaquín Almunia, etc.). Todos apuestan por un masoquismo popular que llevaría a los ciudadanos no sólo a la pasividad sino a reclamar más expiación y mayor martirio “ad maiorem gloria Europa”. Hasta sueñan con eso que los medios policiales denominan “sumisión química”, unos fármacos capaces de eliminar total o parcialmente la conciencia de las víctimas, convertidas sin quererlo en juguetes del agresor. Pero deberían ir con cuidado, porque la “masa” ruge.

En España, donde el Gobierno de Mariano Rajoy está aplicando políticas salvajes de austeridad al límite precisamente del “sadismo” (1), las expresiones de descontento social se multiplican. Y eso en un contexto de enorme desconcierto, en el que, de repente, los ciudadanos constatan que a las crisis económica y financiera se suma una grave crisis de gobernación. Simultáneamente, varios pilares fundamentales del edificio del Estado se resquebrajan: la Corona (con el tétrico asunto de la caza del elefante en Bostwana), el Poder judicial (con el cochambroso caso Dívar), la Iglesia (que no paga el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, IBI), el sistema bancario (del que nos afirmaban que era el “más sólido” de Europa y constatamos que se desmorona), el Banco de España (incapaz de alertar sobre Bankia y otras quiebras espectaculares), las Comunidades Autónomas (sumidas algunas de ellas en abismales escándalos de corrupción), los grandes medios de comunicación (excesivamente dependientes de la publicidad y que ocultaron las calamidades por venir)...

Sin hablar del propio Gobierno cuyo Presidente, en un momento en el que España (con Grecia) se ha convertido en el eje de los problemas del mundo, parece avanzar sin brújula. Y quien, frente a preguntas fundamentales, o da la callada por respuesta o contesta con expresiones surrealistas (“Vamos a hacer las cosas como Dios manda”), o sencillamente sostiene contraverdades (2). Mariano Rajoy y su equipo económico tienen una gran responsabilidad en el desastre actual. Han dirigido la crisis bancaria con evidente torpeza; han dejado descomponerse el caso de Bankia; han transformado una clara situación de quiebra en un pulso con Bruselas, el Banco Central Europeo y el FMI; han practicado el negacionismo más necio, pretendiendo hacer pasar un rescate de consecuencias gravísimas para la economía española como un crédito barato y sin condiciones (“Es un apoyo financiero que no tiene nada que ver con un rescate”, declaró Luis de Guindos; “Lo que hay es una línea de crédito que no afecta al déficit público”, afirmó Rajoy).
Todo esto da la penosa impresión de un país que naufraga. Y cuyos ciudadanos descubren de pronto que tras as apariencias del “éxito económico español”, pregonado durante lustros por los gobernantes del PSOE y del PP, se escondía un modelo (el de la “burbuja inmobiliaria”) carcomido por la incompetencia y la codicia.

En cierta medida, comprendemos ahora –muy a expensas nuestras– uno de los grandes enigmas de la historia de España: ¿cómo fue posible que, a pesar de las montañas de oro y plata traídas de América por el Imperio colonizador y explotador, el país se viese convertido, a partir del siglo XVII, en una suerte de “corte de los milagros “llena de mendigos, desamparados y pordioseros? ¿Qué se hizo de tamaña riqueza? La respuesta a estas preguntas la tenemos hoy ante los ojos: incompetencia y miopía de los gobernantes, codicia infinita de los banqueros.

Y el castigo actual no ha terminado. Después de que la agencia Moody’s, el pasado junio, rebajara la nota de la deuda española en tres escalones, desde A3 hasta Baa3 (uno por encima del “bono basura”), la prima de riesgo llegó hasta límites insostenibles. La solvencia española está en la pendiente que conduce a un rescate. Y tanto el rescate de la banca como el rescate de la deuda pública tendrán un ­coste social terrorífico. En su informe anual sobre España, el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, ya está reclamando que el Gobierno suba el IVA y que apruebe lo antes posible una nueva disminución del sueldo de los funcionarios para reducir el déficit. Además, en un documento de trabajo, los expertos del Fondo recomiendan a España que rebaje aún más el despido, reclaman el contrato único y que se evite la actualización automática de los sueldos (3).

La Comisión Europea recomienda igualmente la subida del IVA, y la adopción de nuevas medidas “austeritarias”: el retraso de la edad de jubilación, el control del gasto en las Comunidades, el endurecimiento de las prestaciones por desempleo, la eliminación de la desgravación por vivienda y la reducción del volumen de la Administración Pública. Todo antes de 2013. Ya que no se puede devaluar el euro, se trata de devaluar a todo un país, rebajando su nivel de vida de un 20 a un 25%...

Por su parte, la canciller alemana exige que España continúe con las profundas reformas económicas y fiscales. A pesar de la canina fidelidad que le manifiesta Rajoy, Merkel se opone con uñas y dientes a cualquier medida del Gobierno que suponga para España ceder en el camino de la austeridad y de las reformas estructurales.

Berlín quiere aprovechar el “shock” creado por la crisis, y la posición dominante de Alemania para conseguir un viejo objetivo: la integración política de Europa a las condiciones germanas. “Nuestra tarea hoy –declaró Merkel en un discurso ante el Parlamento alemán– es compensar lo que no se hizo [cuando el euro fue creado] y acabar con el círculo vicioso de la deuda eterna y de no cumplir las normas. Sé que es arduo, que es doloroso. Es una tarea hercúlea, pero es inevitable”. Algunos comentaristas hablan ya del IV Reich...
Porque, si se produce el “salto federal” y se avanza hacia una unión política, eso significa que cada Estado miembro de la UE tendrá que renunciar a considerables partes de su soberanía ­nacional. Y que una instancia central podrá interferir directamente en los presupuestos y los impuestos de cada Estado para imponer el cumplimiento de los acuerdos. ¿Cuántos países están dispuestos a abandonar tanta soberanía nacional? Si ceder parte de la soberanía es inevitable en un proyecto de integración político como la Unión Europea, existe sin embargo una diferencia entre federalismo y neocolonialismo... (4).

En los Estados sometidos a rescates –España, entre otros– estas importantes pérdidas de soberanía ya son efectivas (5). Desmintiendo a Rajoy, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, afirmó que la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) controlará la reestructuración de la banca en España (6). Esa troika gobernará la política fiscal y macroeconómica para ­seguir imponiendo reformas y recortes y para asegurar la prioridad del cobro de la deuda que los bancos españoles tienen con la banca europea, y principalmente alemana (7). España dispone pues, desde junio pasado, de menos libertad, menos soberanía de su sistema financiero y menos soberanía fiscal.

Todo ello sin ninguna garantía de salir de la crisis. Al contrario. Como lo recuerdan los economistas Niall Ferguson y Nouriel Rubini: “La estrategia actual de recapitalizar los bancos a base de que los Estados pidan prestado a los mercados nacionales de bonos –o al Instrumento Europeo de Estabilidad Financiera (IEEF) o a su sucesor, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)– ha resultado desastrosa en Irlanda y Grecia: ha provocado una explosión de deuda pública y ha hecho que el Estado sea todavía más insolvente, al tiempo que los bancos se convierten en un riesgo mayor en la medida en que más parte de la deuda pública está en sus manos” (8).

Pero entonces, si no funcionan ¿por qué se mantienen esas sádicas políticas de “austeridad hasta la muerte”? Porque el capitalismo se ha puesto de nuevo en marcha y se ha lanzado a la ofensiva con un objetivo claro: acabar con los programas sociales del Estado de bienestar implementados después del final de la Segunda Guerra Mundial y de los que Europa es el último santuario.
Pero, como decíamos más arriba, debería ir con cuidado. Porque las “masas” están rugiendo...

NOTAS:
1) Léase Conn Hallinan, “Spanish Austerity Savage to the Point of Sadism”, Foreign Policy in Focus, Washington DC, 15 de junio de 2012. http://www.fpif.org/ blog/the_pain_in_spain_falls_mainly_on_the_plain_folk
(2) Léase Ignacio Escolar, “Las siete grandes mentiras sobre el rescate español”, Escolar.net, 11 de junio de 2012. http://www.escolar.net/MT/archives/2012/06/las-siete-grandes-mentiras-sobre-el-rescate-espanol.html
(3) El País, Madrid, 15 de junio de 2012.
(4) Léase Niall Ferguson, Nouriel Roubini, El País, Madrid, 10 de junio de 2012. Léase también, Ignacio Ramonet, “Nuevos protectorados”, Le Monde diplomatique en español, marzo de 2012.
(5) Una prueba de la mentalidad de neocolonizados es el esperpéntico proyecto Eurovegas que se disputan las Comunidades de Madrid y de Cataluña, basado en la especulación urbanística y financiera, y asociado al “aumento del blanqueo de capitales, la prostitución, las ludopatías y las mafias”. Consúltese la plataforma Aturem Eurovegas:  http://aturemeurovegas.wordpress.com
(6) El País, Madrid, 14 de junio de 2012.
(7) Vicenç Navarro, Juan Torres, “El rescate traerá más recortes y no sirve para salir de la crisis”, Rebelión, 15 de junio de 2012. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=151370
(8) Ver la nota 4.

Fuente:http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=611f5a81-b91a-4110-b624-bb70a8581bd5

Bases de apoyo del EZLN piden respaldo de la comunidad global


San Cristóbal de las Casas, Chis., 24 de julio. Los priístas nos hacen sufrir mucho, ya no queremos eso, expresan las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Libración Nacional (EZLN) en la comunidad San Marcos Avilés (municipio de Sitalá, en la zona tradicional de los tzeltales), al hacer un llamado a la solidaridad internacional. Denuncian constantes agresiones, robos y amenazas de expulsión: Cuando sembramos nuestra milpa, aunque es elote, no lo podemos llevar a nuestra casa. Llegan a robar el frijol, la caña, el plátano. En cuanto a la caña lo cortan todo y eso es pura maldad. Aunque sembramos y trabajamos, ellos lo acaban y ya no hay nada.

Los indígenas zapatistas añaden: Todo lo que sembramos lo aprovechan los partidos políticos. La actual situación de las familias en resistencia llegó a pasar porque para las autoridades del gobierno de Felipe Calderón y Juan Sabines Guerrero no tiene importancia lo que estamos reclamando. Hasta empezaron a meterse en las casas. Algunos tenían caballo, ganado, todo eso teníamos antes de la llegada de nuestro sufrimiento. Algunos tenían cemento, lámina, varilla para construir sus casas, tienda, un carro. Se lo llevaron todo. Además, no podemos gozar del fruto de nuestro trabajo con nuestros hijos, ya que los que lo consumen son ellos, los (de los) partidos políticos PRI, PRD y PAN.

En un video divulgado anoche, los indígenas, con el rostro cubierto, argumentan en tzeltal a favor de la educación autónoma: Le damos mucha importancia a la escuela. Queremos que haya una buena enseñanza de los niños, un buen aprendizaje, un buen ejemplo. Vemos que el gobierno tiene sus escuelas, pero no es buena educación ni les enseñan bien a nuestros hijos, y lo que enseñan no tiene nada que ver con nosotros. Por eso abrimos nuestra escuela. Ésta dio pretexto a los oficialistas para agredir a las familias zapatistas y expulsarlas en 2010, luego de que el 16 de agosto de ese año se iniciaron las clases.

En los días siguientes fue citado por las autoridades oficiales un compa que vive allá abajo. Cuando se presentó con otro compa en la agencia oficial, les escribieron un documento el cual intentaron hacerlos firmar para que ya no hubiera bases de apoyo del EZLN aquí. Nuestros compañeros se negaron. Autoridades y agresores los tuvieron encerrados, y después quisieron mandarlos a la cárcel.

Recuerdan el origen de la persecución que ahora padecen: La escuela que se encuentra allá arriba nosotros la construimos. Ese día quisieron destruir otra vez las láminas. No se conformaron los agresores y las autoridades acordaron corrernos de una vez de nuestros hogares. Discutieron con el gobierno sus planes para maltratarnos. Traían machetes, palos y piedras en la mano. En consecuencia, durante un mes y tres días permanecieron bajo de un árbol, cubiertos con pedazos de lonas rotas; eran tiempos de lluvia y los niños dormían en el lodo; no había tortillas para comer ni pozol para tomar.

Una mujer embozada interviene: No nos toman en cuenta, nos ven como perros. Así me dijeron cuando tuve a mi hijo en la montaña.

Al convocar a la sociedad civil y las organizaciones solidarias para detener esta escalada de violencia que les hace temer un nuevo desalojo, declaran: Vamos a seguir. No estamos cometiendo ningún delito. Tenemos derecho a luchar para que nos tomen en cuenta. Libertad, justicia y paz, eso es lo que estamos pidiendo. No tenemos miedo porque sabemos con claridad lo que estamos buscando y cómo queremos vivir. Hombres, mujeres jóvenes y niños estamos en lucha. Así que queremos que se conozca el crimen del mal gobierno aquí en San Marcos Avilés.

Fuente: http://rojoynegro.info/articulo/sin-fronteras/bases-apoyo-del-ezln-piden-respaldo-la-comunidad-global

La entrada de Venezuela al Mercosur

Escrito por Alejandro Torres / Red Betances

El 31 de julio de 2012 quedó sellada en la ciudad de Brasilia, Brasil, con la participación de Dilma Roussef, presidenta del país anfitrión; Cristina Fernández, Presidenta temporal del Mercosur y José Mújica, Presidente de la República Oriental del Uruguay, y la injustificada ausencia del Presidente legítimo del Paraguay producto del golpe de Estado parlamentario dado en su contra, el ingreso formal de la República Bolivariana de Venezuela en el Mercosur.

El “Mercado Común del Sur”, mejor conocido por sus siglas como Mercosur, es una entidad creada el 26 de marzo de 1991 en la ciudad de Asunción como un convenio contraído entre la República Argentina, la República Federativa del Brasil, la República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay. Dentro de sus objetivos centrales se encuentra “que la ampliación de las actuales dimensiones de sus mercados nacionales, a través de la integración, constituye condición fundamental para acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social.” Para ello, Mercosur propulsa el más “eficaz aprovechamiento de los recursos disponibles, la preservación del medio ambiente, el mejoramiento de las conexiones físicas, la coordinación de las políticas económicas y la complementación de los diferentes sectores de la economía, con base en los principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio”.

En su documento constitutivo los estados signatarios del Mercosur consignaron que el organismo recién creado estaría en funciones para el 31 de diciembre de 1994. En el artículo 9 del documento consignaron la creación de un instrumento de dirección denominado “Consejo del Mercado”, correspondiéndole a éste “la conducción política...y la toma de decisiones”. Este instrumento de dirección está integrado, según reza su artículo 11, por los Ministros de Relaciones Exteriores y Ministros de Economía de las partes signatarias. La presidencia del Mercosur es rotativa, correspondiéndole inicialmente dichas funciones a cada país por un plazo de seis meses. El otro organismo directivo, conforme lo dispone su artículo 13, se conoce como “Grupo Mercado”, el cual actúa como órgano ejecutivo. Está constituido por los Ministros de Relaciones Exteriores de cada país. Al momento de la firma del Tratado, conforme con su artículo 20, el Mercosur quedó abierto a la adhesión de nuevos países, cuyas solicitudes serían examinadas cinco años después de la vigencia del Tratado.

El documento constitutivo inicial tenía varios anejos, a saber: a) “Programa de Liberación Comercial”, cuyo propósito fue eliminar los “gravámenes y demás restricciones aplicadas en su comercio recíproco”; b) Establecer un “Régimen General de Calificación de Origen”; c) La adopción de un mecanismo de “Solución de Controversias”; d) La inclusión de las “Cláusulas de Salvaguardia”a la importación de ciertos productos hasta la fecha en que entró en vigor el Tratado; y finalmente, e) La creación de varios “Sub grupos de trabajo del Grupo Mercado Común”.

El 17 de diciembre de 1994, en la ciudad de Ouro Preto, Brasil, los estados signatarios del acuerdo suscribieron el “Protocolo Adicional al Tratado de Asunción sobre la Estructura Institucional del Mercosur”. Mediante el mismo quedó definida la estructura funcional del Mercosur mediante: a) un Consejo del Mercado Común; b) el Grupo Mercado Común; c) la Comisión de Comercio del Mercosur (CCM); d) la Comisión Parlamentaria Conjunta (CPC); e) el Foro Consultivo Económico-Social (FCES); f) la Secretaría Administrativa del Mercosur (SAM). El documento recoge, entre otros asuntos, las funciones y responsabilidades de cada una de estas instancias creadas. Incorpora, además, los mecanismos de toma de decisiones; las obligaciones asumidas por los Estados con relación a sus decisiones; las fuentes jurídicas del Mercosur; los sistemas de solución de controversias; y los aspectos relacionados con idiomas oficiales y presupuesto. Mediante un Anexo al Protocolo, se adopta el documento titulado “Procedimiento General para Reclamaciones ante la Comisión de Comercio del Mercosur.”

En el “Protocolo de Olivos” suscrito por los estados miembros en Argentina el día 18 de febrero de 2001, se establecería finalmente el mecanismo vigente entre las partes sobre “Solución de Controversias en el Mercosur”.

En su breve historia, el Mercosur ha suscrito acuerdos con otras instancias de integración económica regional, como es el caso de Tratado de Libre Comercio con la Comunidad Andina de 16 de abril de 1998, que incluía un acuerdo sobre preferencia arancelarias y más adelante, un acuerdo de libre comercio; un Tratado de Libre Comercio con Israel en el año 2007; un Tratado de Libre Comercio con Egipto en el año 2010; un Tratado de Libre Comercio con Palestina en 2011; así como varios Acuerdos de Complementación Económica con diversos países. entre los cuales pueden mencionarse: a) Chile el 25 de junio de 1996; b) México el 5 de julio de 2002; c) Cuba el 20 de julio de 2006; así como Acuerdos Preferenciales con India el 17 de junio de 2003 y la Unión Aduanera de África Austral (SACU) en diciembre de 2004. Mercosur también ha negociado otro tipo de tratados comerciales con la Unión Europea; la República de Corea; con el Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico, que incluye países de la península arábica como Arabia Saudita, Baréin, los Emiratos Árabes Unidos, Catar, Omán) así como con Kuwait, Jordania, Turquía y Siria.

Conforme a sus documentos constitutivos vigentes, el 4 de julio de 2006 la República Bolivariana de Venezuela suscribió su Protocolo de Adhesión al Mercosur convirtiéndose así Venezuela en un estado parte del Mercosur. Sin embargo, el parlamento de la República del Paraguay objetó el ingreso venezolano al Mercosur alegando que dicho país carecía de un régimen democrático. El 28 de junio de 2012, sin embargo, tras el golpe de Estado parlamentario dado en el Paraguay contra el gobierno constitucional de Fernando Lugo, los países signatarios del Tratado suspendieron del Mercosur a la República del Paraguay hasta que se realicen nuevas elecciones democráticas en el país, las cuales están programadas para el año 2013. Al hacerlo invocaron el “Protocolo de Montevideo” de 2011, donde los estados signatarios confirman su compromiso con la democracia en la región. Precisamente en esa reunión, a la vez que sancionaban lo ocurrido en Paraguay con la destitución ilegal de su Presidente, los países que forman parte del Tratado vigente acordaron el ingreso de la República Bolivariana de Venezuela como miembro pleno a partir del 31 de julio de 2012.

El ingreso de Venezuela a Mercosur abre las puertas a los países que le integran a un mercado que, en conjunto, representa 280 millones de habitantes y abarca casi 12.8 millones de kilómetros cuadrados de territorio. Ciertamente no solo para Venezuela, sino para el conjunto de países que integrarían hoy el Mercosur, esta realidad les abre definitivamente las puertas a una mayor integración gradual de sus economías y en consecuencia, de sus relaciones comerciales. Como bien ha indicado la  presidenta de Argentina Cristina Fernández, presidenta pro témpore de Mercosur en ocasión de la reunión en Brasilia en la cual Venezuela hizo su ingreso formal, “la historia siempre es la que definen los tiempos”. Por eso, al momento anunciar el ingreso formal de Venezuela al Mercosur agradeció al presidente Hugo Chávez Frías su capacidad de “aguantar” al resultado final de la solicitud de su gobierno al cabo de seis años de espera. Después de todo, para el Presidente Chávez debe estar en todo momento presente aquellas palabras del Libertador en 1815 cuando decía: “Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios.” El triunfo de la Venezuela Bolivariana hoy en su persistencia en integrar el Mercosur es parte de esa senda de los sacrificios que abonan hoy su logro.

De acuerdo a datos que nos proporciona el argentino Atilio Borón en un escrito publicado recientemente por la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), el “Mercosur agrandado cuenta ahora con un producto interno bruto total de 3,635,000 millones de dólares, lo que lo convierte en la quinta economía del mundo, solo superado por Estados Unidos, China, India y Japón, y claramente por encima de la locomotora europea.” Según Borón, además, el ingreso de Venezuela a este mecanismo de integración contribuye a nivelar en alguna medida los esfuerzos por aislar a este país en estos momentos, en particular a su presidente Hugo Chávez Frías en vísperas de un nuevo proceso electoral.

Entre las capacidades que hasta ahora tenía Mercosur se encuentra la de ser el mayor productor de alimentos en el mundo. El ingreso de Venezuela le suma a esa capacidad, otra cualidad no menos importante y es el acceso de dichos países a compartir las capacidades energéticas de Venezuela, particularmente sus yacimientos petroleros ubicados en la Franja del Orinoco, uno de los más importantes sino el más importante del mundo en estos momentos.

Como era de esperarse, los representantes del gobierno ilegítimo del Paraguay se encuentran pataleando por el ingreso de Venezuela a este organismo de integración sudamericano. Alegan que mientras su país no ratifique el ingreso de Venezuela al Mercosur, su permanencia en esta instancia de integración es ilegal. Su pataleo, sin embargo, no pasa de ser tal pataleo. La realidad es que hoy América Latina desoye sus gritos de falsa indignación. Mientras antes acusaban a Venezuela de anti democrática, a pesar de los continuos ejemplos dados por este país de democracia participativa, y en consecuencia boicoteaban su ingreso en el Mercosur; hoy son esos mismos representantes los que en forma inescrupulosa se aferran al control del Estado paraguayo tras un golpe de Estado parlamentario. ¿De qué democracia hablan estos señores?

Como bien ha advertido el estudioso cubano Luis Suárez en el programa Mesa Redonda Internacional, no todos los acuerdos de integración actualmente en desarrollo en América del Sur persiguen los mismos propósitos; ni los mismos fines; ni marchan a la misma velocidad. La realidad es que en América del Sur hoy se enfrentan diferentes visiones de integración económica: de una parte, aquella que parte de las potencialidades de desarrollo y complementaridad de los pueblos y sus gobiernos en el ejercicio de su soberanía, al margen de todo tutelaje imperialista; de otra parte, aquellos acuerdos de integración que tras el fracaso de la intentona estadunidense de un Tratado para un Área Libre Comercio de las Américas (ALCA), hoy dicho país se esfuerza en negociar tratados bilaterales con diferentes países latinoamericanos y a partir de los mismos, sus intentos para crear un bloque regional económico y comercial en la región del Pacífico; u otro bloque análogo en la región de América Central y la cuenca del Caribe.

Los documentos constitutivos del Mercosur no excluyen la posibilidad de que otros estados suramericanos puedan sumarse a este esfuerzo, particularmente en estos momentos, países como Ecuador y Bolivia. Por eso, mientras la presidenta de Brasil, Dilma Roussef llama a otros países sudamericanos a sumarse al Mercosur; la presidenta argentina recalca que la crisis por la que atravesaron las economías de algunos de estos países no se encuentra en sus incapacidades productivas, sino que se encuentra en el acecho generado por los grandes centros financieros en perjuicio de éstos.

Es de esperarse que Estados Unidos no permanezca con sus brazos cruzados ante estos nuevos desarrollos. La realidad es que día a día  los pueblos de América Latina dan muestras de mayor madurez en el entendimiento de sus propias realidades, en la definición de sus propias necesidades y en la articulación de sus propias voluntades y estrategias para  sobreponerse al subdesarrollo, al hambre, a la pobreza y el atraso económico. Después de todo, como nos advirtiera José Martí al referirse a la unidad de los pueblos suramericanos en 1883 en escrito publicado bajo el sugestivo título de Agrupamiento de los pueblos de América: “Pensar es prever. Es necesario ir acercando lo que ha de acabar por estar junto.” ¡Ese es nuestro reto en la construcción del futuro!


Fuente: http://www.redbetances.com/columnas/alejandro-torres-rivera/1192-alejandro-torres-rivera--minh.html

La afirmación nacional puertorriqueña en el drama de la Guerra de 1898: Coamo y Asomante


Escrito por Alejandro Torres Rivera/ Red Betances


“La independencia absoluta es lo que puede salvarnos.”

Carta de Ramón Emeterio Betances a Eugenio María de Hostos el 7 de junio de 1898.

“La manera de celebrar la independencia no es, a mi juicio, engañarse sobre su significado, sino completarla.”

Carta de José Martí a Valerio Pujol, 27 de noviembre de 1877.

“Aquellos de entre los puertorriqueños que vean más a fondo en el porvenir, seguirán queriendo que Puerto Rico sea un Estado confederado de las Antillas Unidas en un todo político y nacional, y esos puertorriqueños saben ya que ni hoy ni mañana ni nunca, mientras quede un vislumbre de derecho en la vida norteamericana, está perdido para nosotros el derecho a reclamar la independencia, porque ni hoy ni mañana ni nunca dejará nuestra patria de ser nuestra.”

Eugenio María de Hostos, Madre Isla

Algunas consideraciones preliminares

En 1759 ascendió al trono de España Carlos III. Se indica que con su reinado comenzó el período conocido como “despotismo ilustrado”. Fue un período de reformas, impulsado principalmente por el creciente incremento del poder de Inglaterra, lo que llevaría al Rey de España a establecer un tratado o alianza militar con Francia. Los acuerdos alcanzados conllevaron que Inglaterra declarara la guerra a España.

Los escenarios en los cuales se libraron los enfrentamientos entre ambas potencias, muy pronto tocarían las puertas del Caribe con la ocupación por parte de los ingleses de La Habana, en julio de 1762. Un año después, mediante el Tratado de París de 1763, se puso fin a las hostilidades entre ambos países. La experiencia de la ocupación temporal de La Habana, sin embargo, llevó al Rey español a designar al Mariscal de Campo Alejandro O’Reilly como Comisario Regio de su Majestad Católica para visitar, entre otras posesiones de la Corona, las islas de Cuba y Puerto Rico y  formular sus recomendaciones para el mejoramiento de las defensas en la capital cubana y “convertir la plaza de San Juan en un gran fuerte militar.[1]

Se indica por Negroni, Op. Cit., que luego de revisar las defensas existentes en Puerto Rico y evaluar la capacidad defensiva de la llamada Milicia Irregular Urbana, propone la creación de nuevas milicias. En el examen que O’Reilly efectúa sobre el estado de las tropas regulares españolas en Puerto Rico encuentra lo que llamó el autor “un cuadro patético”. De 400 efectivos regulares acantonadas en la Isla, sólo 274 estaban aptos para sus funciones militares.

Tomando en consideración sus recomendaciones, el 20 de septiembre de 1765, el Rey autoriza  la creación del Cuerpo de Milicias Disciplinadas y la creación del Cuerpo de Milicias Urbanas.  En el Cuerpo de Milicias Disciplinadas integraban en sus filas hombres blancos, pardos y negros. Hacia 1775 este cuerpo ya contaba con 20 compañías de infantería (100 efectivos por compañía) y 4 de caballería.

Cuando se produjo el Ataque Inglés a San Juan en 1797, había cerca de 2,500 efectivos dentro de ese cuerpo castrense. Se indica que durante la Invasión Inglesa, la defensa de San Juan y sus vecindarios, al igual que la lucha sin cuartel desarrollada contra las fuerzas invasoras hasta su eventual expulsión, estuvo a cargo del Cuerpo de Milicias Disciplinadas y del Cuerpo de Milicias Urbanas. Concluidas las operaciones militares, en 1798 el Cuerpo fue reorganizado a partir de la estructuración de un regimiento, batallones y compañías, elevándose su número a 3,000 efectivos.

Se ha debatido en cierta medida si la defensa de San Juan ante el Ataque Inglés y la férrea defensa de la cual participaron destacadamente criollos, negros y pardos de nuestra Isla, constituye la  primera experiencia de la defensa nacional de los puertorriqueños de su suelo frente a un poder extranjero.

Ciertamente, a la altura de 1797, el hilo histórico, sicológico, territorial, idiomático y económico a través del cual se forja una conciencia nacional y como secuela de ella la nacionalidad de un conglomerado humano, estaba ya hace mucho tiempo en proceso en nuestra Isla. Independientemente de que la defensa de Puerto Rico se hubiera dado desde la perspectiva de la defensa de un territorio bajo la bandera y estandarte español frente a otra potencia colonial, el sentido de la defensa de la patria, no la española sino la defensa de la patria desde el concepto que nos define Eugenio María de Hostos como “punto de partida”, ya estaba presente en muchos de los que murieron y arriesgaron su vida en aquel momento como puertorriqueños. Este ejemplo histórico, sin embargo, tiene a su vez elementos de coincidencia parcial con lo que ocurriría un siglo más tarde en el contexto de la Guerra Hispanoamericana – también conocida por muchos como Guerra Hispano- cubana-americana –, aunque también importantes elementos que la diferencian. En este ensayo pretendemos hacer una reflexión sobre estos acontecimientos, tomando como punto de partida los combates librados entre fuerzas españolas y estadounidenses en Coamo y las alturas de Asomante en Aibonito.

Las primeras manifestaciones independentistas y su vinculación con el desmantelamiento del Cuerpo de Milicias Disciplinadas y el Cuerpo de Milicias Urbanas

Nos relata don Germán Delgado Pasapera en un ensayo que tituló Orígenes del independentismo puertorriqueño[2], que las primeras manifestaciones de carácter independentista en Puerto Rico se registran en el año1795, cuando circulaban en el país monedas a las cuales se le habían acuñado inscripciones sediciosas.  Posteriormente, en 1800, nos dice, apareció el primer pasquín subversivo. Desde entonces, según señala el autor, a todo lo largo del siglo XIX, se sucedieron infructuosamente múltiples manifestaciones conspirativas y conjuras de diferentes sectores en nuestro país como expresión de la vocación libertaria del pueblo puertorriqueño.

Comenzado el nuevo siglo, el desarrollo de los acontecimientos en América del Sur, fundamentalmente al calor de las ideas independentistas y libertadoras, llevó a España a reforzar su presencia militar en Puerto Rico mediante el incremento de la presencia de tropas regulares, muchas de las cuales eran tropas veteranas fogueadas en las luchas, primero contra la dominación francesa en España y otras  en las luchas de independencia en el Continente.

Junto con el crecimiento de las tropas españolas regulares, los Cuerpos de Milicianos (Milicias Disciplinadas y Milicias Urbanas),  llegó a alcanzar, en vísperas del Grito de Lares cerca de 7,900 efectivos.

Durante los sucesos de Lares, así como en algunas intentonas militares y motines previos, hubo participación activa de miembros del Cuerpo de Milicias Disciplinadas y de las Milicias Urbanas. Indica Negroni, Op. Cit., lo siguiente:

“...al ocurrir la insurrección de Lares y como estuviesen  envueltos y complicados en la intentona el Teniente Cebollero y el Alférez Ibarra de dicho cuerpo junto con varios soldados, las autoridades españolas en Puerto Rico comenzaron a sospechar de la lealtad del cuerpo. A partir del 1868 los efectivos de las milicias comenzaron a menguar hasta que por fin fueron declaradas a extinguir, disueltas las unidades, licenciados los individuos de tropa y concediéndole a los oficiales el uso del uniforme y percibo de haberes que le era abonado cada mes, por el Tesoro de Puerto Rico.”

Más adelante indica, citando al historiador Lidio Cruz Monclova, que todavía para la época de la Guerra Hispanoamericana quedaba un cuadro de oficiales de estas milicias y “estos oficiales fueron el remanente de aquellas heroicas milicias que tuvieron a raya a todos los invasores...”

El Cuerpo de Milicias Urbanas, también organizado a partir de las recomendaciones de O’Reilly, no era otra cosa que la reorganización de las antiguas Milicias Irregulares Urbanas, organizadas en Puerto Rico desde 1692. Este cuerpo  pasó a ser el componente de reserva desde donde, en parte, también se nutrían las Milicias Disciplinadas en sus filas. A diferencia del Cuerpo de Milicias Disciplinadas, las Milicias Urbanas estaba compuesto, salvo en una unidad denominada “Fijo” o “Guarnición” que era mixta, íntegramente por puertorriqueños. A este cuerpo pertenecían todos los varones entre las edades de 16 a 60 años. Cumplían funciones policiacas, velando por la tranquilidad y el orden en sus pueblos.  Hacia 1813 tenía 38,070 milicianos y 1,240 oficiales. Aunque se indica que la Orden militar para su eliminación surgió en 1855,  su extinción de lleva a 1860.

Este claro componente netamente puertorriqueño en las filas de un estamento militar y su ausencia en el contexto de los acontecimientos relacionados con la Guerra de 1898, es un elemento importante a la hora de evaluar la participación puertorriqueña en la Guerra de 1898.

En Puerto Rico, sin embargo, entre 1812 y 1898 existió otro cuerpo castrense denominado “Instituto de Voluntarios”, organizado por España a partir de su experiencia en el resto de América Latina. Allí la experiencia española con la organización de cuerpos de milicias integrados total o parcialmente por criollos, tuvo como resultado que en gran medida, que los ejércitos organizados para las guerras de independencia, tuvieran como embrión cuerpos similares a las Milicias Disciplinadas y Milicias Urbanas existentes en Puerto Rico. Así las cosas, hacia 1813, el Gobernador Militar de Puerto Rico en funciones, a la par que establecía que los milicianos solo podían utilizar armas blancas, organizó el “Cuerpo de Voluntarios Distinguidos”, integrado por civiles que hubieran nacido en España o los hijos de españoles de primera generación. Hacia 1864 el “Cuerpo de Voluntarios Distinguidos” pasó a llamarse “Instituto de Voluntarios”.

Es como resultado del Grito de Lares y la vinculación de amplios sectores de  la población en las labores conspirativas que condujeron al mismo, que España promueve en Puerto Rico el desarrollo y fortalecimiento de este organismo castrense. Formado por incondicionales españoles o hijos de españoles de reconocida orientación política conservadora, la misión de dicha organización militar, según expresada en su Reglamento, era:

“La fuerza de Voluntarios de la isla de Puerto Rico tiene por principal misión la defensa del territorio, la protección de los intereses públicos y el sostenimiento del orden.”

A partir de 1873 este Instituto pasó formalmente a convertirse en la reserva activa de las tropas regulares españolas en Puerto Rico. Para entonces contaba con 14 batallones y cada batallón estaba formado por cuatro compañías de 100 efectivos. Ya desde entonces, en Ponce se encontraba destacado el Noveno Batallón, mientras en Coamo se encontraba destacado el Décimo Batallón. En otros lugares en los cuales se libraron los combates durante la Guerra de 1898 también existían unidades del Instituto de Voluntarios. Tal es el caso de Mayagüez, Maricao, Sábana Grande y Guayama.

Indica Negroni, Op. Cit., con relación al papel de este Instituto durante la Guerra de 1898, lo siguiente:

"Al romperse las hostilidades, este Instituto de Voluntarios estaba dividido en los 14 batallones mencionados más una compañía suelta en Vieques. En números alcanzaban la cifra de 7,331 hombres, o sea, más de 500 hombres por batallón. Se formó además en la Capital un nuevo batallón con el nombre de Tiradores de Puerto Rico que llegó a tener en sus filas casi 600 hombres. El entusiasmo y la moral del Instituto estaban en un alto nivel pero las autoridades españolas, en violación a la cohesión del Instituto, ordenaron que 500 voluntarios que estaban sujetos a servicio activo abandonaran sus unidades de voluntarios para integrarse a la tropa regular del Ejército. Otra segunda orden decretó que los voluntarios se reconcentraran en sus unidades en las cabeceras de los departamentos. Esta abierta violación al Reglamento del Instituto causó gran descontento ya que el acuartelamiento los alejaba de los sitios en que los voluntarios deseaban y estaban mejor preparados para pelear... sus pueblos y sus  hogares. Además, esta medida causó gran número de deserciones y estos actos de deserción trajeron consigo mayor desprecio de las autoridades españolas.

Las autoridades españolas siempre temieron que los voluntarios se convirtieran en ‘quinta columna’ en Puerto Rico y con sus arbitrarias órdenes consiguieron crear un círculo vicioso en que cada orden degeneraba en menos obediencia por parte del Instituto.

Los voluntarios se sintieron abandonados por las autoridades y en gran número comenzaron a regresar a sus respectivas comarcas. Al mismo tiempo los pueblos fueron abandonados por la tropa regular así como por la Guardia Civil. Quedaron ellos entonces solos para enfrentarse a las tropas invasoras de EE. UU. Sin el apoyo moral, disciplinario y militar de los veteranos, los voluntarios depusieron sus armas al avistar al enemigo. Es ésta una de las razones por la marcha  ininterrumpida de las fuerzas invasoras por la campiña boricua. El Gobierno no podía esperar lealtad de los voluntarios cuando el propio gobierno desconfiaba de ellos y no escatimaba en demostrar esta desconfianza con sus órdenes.”

Indica el autor, que precisamente en manos del Instituto de Voluntarios, de haber ocurrido los sucesos de manera distinta, es decir, si se hubiera dado una participación activa, si hubiera habido en sus efectivos un vínculo o identificación mayor con la política castrense española en el país; si se hubiera producido un mayor sentido de identificación y pertenencia de éstos con los ideales por los cuales luchaba España, pudo haber estado “la salvación de Puerto Rico”. El autor, sin embargo, en forma alguna vincula su hipótesis a un concepto de defensa nacional, entendido el mismo desde una perspectiva puertorriqueña y no española.

Las fuerzas beligerantes

De acuerdo con el Capitán Ángel Rivero Méndez, en su libro Crónica de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico[3], el total de efectivos militares españoles en Puerto Rico ascendía a 18,000 tropas, de los cuales 7,930 eran parte del Instituto de Voluntarios. Indica que habían 2 batallones de infantería regulares, “Patria” y “Alfonso XIII”, compuesto por 800 efectivos cada uno; cinco batallones de infantería provisionales y 2,300 efectivos de otras ramas auxiliares. La fuerza expedicionaria de Estados Unidos en Puerto Rico, sin embargo, estaba compuesta por 15,472 efectivos agrupadas en 4 Brigadas de infantería, unidades de Caballería, Ingeniería y de Artillería. En estos números no se encuentran incluidos los efectivos militares pertenecientes a la Marina de Guerra a bordo de las unidades navales. En el desembarco en Guánica  participaron 3,415 efectivos, conducidos en 10 transportes de tropas y 5 buques de guerra.

El 15 de febrero de 1898 ocurrió la voladura del buque USS Maine en la bahía de La Habana. Si bien es cierto que desde el 20 de abril de 1898 el gobierno español recibió un “ultimátum” de parte del Gobierno de Estados Unidos, las operaciones militares por tierra no llegaron a Puerto Rico sino hasta el 25 de julio de 1898. El 12 de mayo, sin embargo, la escuadra naval del Almirante Sampson bombardeó la ciudad de San Juan. Dicha flota contaba con una capacidad de artillería de 164 cañones, los cuales lanzaron un total de 1,362 disparos sobre la capital. Los españoles, desde sus posiciones en los fuertes El Morro y el San Cristóbal, respondieron el fuego estadounidense. Empleando  28 piezas de artillería, hicieron 441 disparos sobre la escuadra estadounidense. En este enfrentamiento surgieron las primeras bajas de ambas partes. Sangre española, estadounidense y puertorriqueña fue derramada.

Los hechos del 12 de mayo establecen que no es correcto, históricamente hablando, decir que la Guerra comenzó en Puerto Rico a partir del 25 de julio; o que la campaña militar en Puerto Rico solo duró 17 días.

La realidad es que desde el 21 de abril de 1898, fecha en que se suspende por el General Manuel Macías Casado, Gobernador y Capitán General las garantías individuales que confería la Carta Autonómica de 1897, Puerto Rico ya vivía un virtual estado de guerra. Las operaciones militares durante la Guerra a partir del intento de bloqueo marítimo al puerto de San Juan el 10 de mayo de 1898; se amplían en la mañana del 12 de mayo con el bombardeo a San Juan.

A eso de las 5:00 a.m. la escuadra naval del Almirante Sampson, creyendo que la escuadra naval española del Almirante Cervera se encontraba fondeada en la Bahía de San Juan, bombardeó la capital de Puerto Rico. De acuerdo con Rivero, uno de los oficiales españoles a cargo de las baterías de la costa localizada en el Castillo de San Cristóbal, en su Crónica sobre la guerra hispano-cubana-americana, que se trató del “primer ataque serio a una plaza por buques modernos con armamentos modernos.” Sobre San Juan fueron lanzados 1362 proyectiles. La escuadra española que se encontraba en aquel momento en Santiago de Cuba, sería destruida como parte de las operaciones de la guerra contra España el 3 de julio. Días más tarde del bombardeo sobre la ciudad de San Juan, el 25 de julio de 1898, por el litoral sur de Puerto Rico, desembarcarían las tropas estadounidenses, dando así paso a una invasión que se perpetúa mediante una relación colonial hasta el día de hoy.

Las operaciones militares en Puerto Rico se suspenden el 13 de agosto como resultado de la firma el día anterior del Protocolo de Armisticio entre España y Estados Unidos, luego del combate en las alturas de Asomante en Aibonito. A partir de tal momento, comienza la desmovilización de las tropas españolas en Puerto Rico, lo que culmina el 23 de octubre con la partida del último contingente español de nuestro país.

Tampoco es correcto minimizar las operaciones militares en tierra. Sin tomar en consideración las maniobras navales en diferentes puntos de nuestra costa y los desembarcos de tropas en diferentes puertos y bahías, durante el curso de la guerra se efectuaron las siguientes acciones bélicas:

(a) El inicio del primer disparo de artillería desde el Fuerte San Cristóbal sobre el crucero USS Yale el 10 de mayo;

(b) El bombardeo de San Juan el 12 de mayo;

(c) El enfrentamiento naval de la escuadra de Sampson con buques de la armada española como resultado de un intento de bloqueo al puerto de San Juan el 22 de junio, donde resulta muy averiado el buque español “Terror”;

(d) El enfrentamiento de buques de la escuadra de Sampson con buques de la escuadra española entre la noche del 27 de junio y el día 28 de junio, donde resulta destruido el buque español “Antonio López” y averiado (varado en la playa) el “Isabel II”;

(e) El desembarco de tropas al mando del General Nelson A. Miles en Guánica el 25 de julio de 1898.

(f) El combate entre fuerzas de tierra en Yauco el 26 de julio;

(g) El combate entre fuerzas de tierra el 1 de agosto en Arroyo;

(h) El combate entre fuerzas de tierra en Guayama el 5 de agosto;

(i) El combate entre fuerzas de tierra el 9 de agosto en las alturas de Guamaní;

(j) El combate entre fuerzas de tierra el 9 de agosto en Coamo;

(k) El combate entre fuerzas de tierra el 10 de agosto en San Germán;

(l) El combate entre fuerzas de tierra el 10 de agosto en Hormigueros;

(m) El combate entre fuerzas de tierra el 12 de agosto en las alturas de Asomante;

(n) El combate entre fuerzas de tierra el 13 de agosto en Las Marías (El Guasio);

(o) Las operaciones de desembarco y combate por parte de unidades de la Infantería de Marina en Fajardo durante los días 1 al 9 de agosto.

Ciertamente la corta duración de la campaña militar y el repliegue de las tropas españolas en los primeros días del conflicto hacia otras posiciones militares en el interior de la Isla influyeron en que los combates y las bajas registradas fueran menores. Asumir que España no tenía tropas preparadas en Puerto Rico para ofrecer una mayor resistencia, sería asumir que las tropas regulares en Puerto Rico eran distintas a las que había en Cuba; o asumir que España no tenía un control sobre Puerto Rico que le permitiera defender esta plaza militar, al menos por un tiempo mayor. Ambas premisas son incorrectas.

El repliegue táctico hacia la zona montañosa

Dentro de la estrategia desarrollada por las fuerzas españolas se encuentra  la retirada de sus tropas localizadas en las principales ciudades en el litoral por  donde desembarcaron las tropas estadounidenses y aquellas poblaciones costeras a las cuales se acercaban en la marcha sus diferentes columnas. Este movimiento de tropas se da a partir de tres premisas:

(a) El enfrentamiento con las tropas estadounidenses en las ciudades costaneras exponía a las ciudades a la artillería naval de los buques estadounidenses, habiendo provocado así importantes costos para la población y para las tropas que defendían las mismas;

(b) Había en las autoridades españolas el convencimiento de que las derrotas navales sufridas por España en Santiago de Cuba y Manila, al ser aniquilada su Flota del Atlántico y la del Pacífico, colocaba a España en serias dificultades para ganar la guerra;

(c) El convencimiento de que las oportunidades militares para la defensa del país estaba en las alturas, en la profundidad de la Cordillera, en lugares como Guamaní o Asomante, desde donde se podría capitalizar en mejor medida la defensa del territorio.

Esta estrategia, sin embargo, no estuvo acompañada de medidas específicas que levantaran el nivel de disciplina y combatividad de las tropas veteranas regulares, mucho menos de las auxiliares.

En un libro que publicáramos en 1998 titulado Militarismo y Descolonización: Puerto Rico ante el Siglo 21[4] hacíamos en aquel momento la siguiente valorización:

“El esquema defensivo de Puerto Rico por parte del Gobierno español estuvo mediatizado por varios elementos que será necesario continuar profundizando como parte de la reconstrucción de la verdadera historia de la Guerra. Entre dichos factores pueden destacarse el convencimiento de los españoles de que derrotada y aniquilada la flota del Atlántico en Santiago de Cuba, derrotada y aniquilada su Flota del Pacífico en Manila, las posibilidades de España enfrentar el poder naval de Estados Unidos era nula. Este convencimiento, unido a las pésimas capacidades existentes en la Isla  en términos de pertrechos y equipamiento para una larga campaña nunca llevó a las autoridades a diseñar un repliegue estratégico que asegurara la preservación de sus limitados recursos para la defensa de la sede de Gobierno, San Juan, así como el repliegue táctico en aquellas zonas más próximas a las columnas invasoras, utilizando para ellos las ventajas que la zona montañosa ofrecían para un repliegue ordenado. Otro factor que no puede perderse de vista es que el inicio de la Invasión a Puerto Rico se produce cuando ya España ha decidido entrar en un proceso de negociación para concluir la Guerra, lo que definitivamente incide en la moral de combate de sus tropas. Un tercer elemento presente en este contexto fue la falta de apoyo popular a los esfuerzos de guerra de España en Puerto Rico y la actitud de colaboración con las fuerzas invasoras desplegadas por los sectores anexionistas en el país. Finalmente, podemos indicar la falta de resonancia en el liderato político del país a las advertencias hechas por  Betances desde su exilio, llamando al pueblo a levantarse en armas, no para recibir sumisos a las tropas invasoras, sino para dentro de dicho contexto proclamar el derecho de nuestro pueblo a su soberanía e independencia. En el ir y venir de aquellos días quedaría sellada la toma brutal de Puerto Rico a los nuevos señores imperiales.”

Las bajas en el curso de las operaciones militares en Puerto Rico fueron, para los españoles, 429. De éstos 17 fueron muertos, 88 heridos y 324 prisioneros; para los Estados Unidos las bajas fueron 43, a saber, 3 muertos y 40 heridos.[5]

Las operaciones militares en Coamo y Asomante

La jefatura máxima de la columna a cuyo cargo estuvieron las operaciones militares en Coamo y Asomante estuvo bajo el mando del Mayor General James H. Wilson, Comandante de la Primera División del Primer Cuerpo del Ejército. Salió desde Charleston, Carolina del Sur el 20 de julio de 1898. Las fuerzas a su mando eran, sin incluir oficiales, 3,571 soldados.

Luego de desembarcar en Ponce y habiéndose replegado las fuerzas españolas en dirección hacia Aibonito, donde dejaron como puesto de avanzada en Coamo a dos compañías, algunos Guardias Civiles y guerrilleros al mando del Comandante Rafael Martínez Illescas, se dispuso la movilización de las fuerzas invasoras el 7 de agosto en dirección a dicho pueblo.  Las operaciones militares en Coamo estuvieron a cargo del General O. H. Ernst.

Las operaciones militares contra el pueblo de Coamo comenzaron en la mañana del día 9 de agosto con fuego de artillería a partir de las 6:00 a.m. Los movimientos de tropas desde diferentes posiciones y el intercambio de disparos y las acciones de hostigamiento, mantuvieron las operaciones de combate hasta entrada la tarde. En el proceso las tropas estadounidenses hicieron varios prisioneros españoles que se rendían. Las tropas españolas  destacadas en Coamo eran 248 hombres, entre ellos músicos de la banda militar y 42 caballos. No disponían, a diferencia de las fuerzas invasoras, de cañones.

Se indica por Rivero[6] que dado que el Comandante Martínez Illescas entendía que sus órdenes para la defensa de Coamo eran tan solo temporales, no estableció las defensas necesarias para resistir un asedio por tiempo prolongado. Posiblemente Martínez Illescas tampoco esperaba un ataque tan inmediato por parte de las tropas estadounidenses.  Ante un avance por sorpresa de parte de las fuerzas invasoras temprano en la mañana, optó por organizar sus tropas para partir en retirada hacia Aibonito. Al organizar la marcha, dispuso para que en la retaguardia permanecieran, junto a algunos efectivos, los capitanes Frutos López y Raimundo Hita protegiendo a la columna.

Durante las operaciones militares contra las tropas españolas también participó una guerrilla compuesta por puertorriqueños, al mando de Pedro María Descartes, quien en combate causó la muerte de un Guardia Civil español.[7]

Mientras el resto de la columna española avanzaba hacia Aibonito, comenzó el combate, el cual duró por espacio de varias horas.  En medio del intercambio de disparos, a eso de las 9:00 a.m., mientras el Comandante Martínez Illescas arengaba a sus tropas en medio del combate para sostener la defensa de la posición que ocupaban, recibió un disparo mortal. El Capitán López, quien era el segundo al mando, al intentar socorrerlo, también fue alcanzado por otro disparo mortal. Se indica, sin embargo, que el Capitán Hita, ante la situación, optó por rendirse junto a algunos de sus soldados mientras otros efectivos regulares de menor rango, se negaron a rendirse y procedieron a bordear a las fuerzas invasoras, llegando finalmente a entrar en contacto con fuerzas españolas que venían en auxilio de los defensores de Coamo, desde donde se dirigieron a Asomante.

En Coamo la retaguardia española peleó mientras estuvo al frente de sus tropas una oficialidad que les imprimió el ejemplo. Pelearon como soldados, sin embargo, en defensa de la Corona española, no en defensa de la nación puertorriqueña, mucho menos en defensa de su libertad o independencia.

En Asomante, las tropas españolas, mal apertrechadas como estaban, se organizaron para enfrentar el avance de las tropas estadounidenses. Desde una posición favorable a la defensa, dada su elevación topográfica y localización respecto a las vías de comunicación existentes, se dispuso la organización de la defensa con una fuerza compuesta por 1,280 soldados, 70 caballos y dos cañones con 40 municiones de artillería cada uno. La descripción que nos ofrece Rivero, Op. Cit. sobre el estado de la tropa española es el siguiente:

“Las municiones para la infantería eran escasas; no hubo asomo de tiendas de campaña ni barracones para cubrirse de las frecuentes lluvias; no había ambulancias, médicos, cocinas, ni servicio sanitario de clase alguna; el agua se conservaba en barricas, al sol, y el pan o galletas, enviados desde San Juan, eran duros y agrios por la mala calidad de las harinas. Todos los defensores, por más de quince días, vivaquearon en las trincheras, a la intemperie, sin abrigos, sin traveses, sin alambradas ni otras defensas que no fueran el fuego o las bayonetas de sus fusiles. Los ranchos, servidos con poca regularidad, eran deficientes; casi siempre de arroz, alubias y bacalao; carne pocas veces y nunca muy abundante.”

A pesar de esto, la oficialidad española dispuso la organización de la línea de defensa. En el proceso de planificación de su ofensiva, las fuerzas estadounidenses diseñaron un movimiento táctico envolvente: primero, con el desplazamiento de una parte de sus tropas hacia Barranquitas, para desde allí caer sobre el pueblo de Aibonito y luego sobre las defensas de Asomante. En segundo lugar, a la par que  esto ocurría, la columna del General Brooke, que había desembarcado por Arroyo y ya se había desplazado hacia Guayama, se preparaba  para el combate en las alturas de Guamaní y Jájome, a donde se habían replegado también las fuerzas españolas para al igual que en Asomante, presentar combate a las fuerzas invasoras. Tomada dicha posición por las tropas estadounidenses, entonces, la columna podría desplazarse hacia Cayey para desde allí, en dirección Norte a Sur aproximarse hasta el pueblo de Aibonito y Asomante.

Las operaciones militares sobre las defensas de Asomante comienzan los días 10 y 11 de agosto, dedicadas principalmente a operaciones de reconocimiento y planificación. El día 12 de agosto se ordena el desplazamiento de fuerzas de artillería y tropas de infantería contra posiciones españolas. En el duelo de artillería entablado, a pesar de la superioridad numérica en piezas de artillería de las fuerzas invasoras, la posición topográfica favorable de las fuerzas españolas y la calidad de alcance de sus limitados cañones, dieron la victoria en el duelo de artillería a éstos últimos. Concluidas las operaciones militares de ese día, sin que se llegara a dar un avance masivo de las tropas estadounidenses sobre las posiciones españolas, llegó la noticia del Armisticio.

En la defensa de Asomante se destacaron por su valor y capacidad como soldados el Capitán de Artillería Ricardo Hernaíz, al igual que el Capitán de Infantería Pedro Lara. Una vez más, aunque cargado de valor su desempeño militar, el mismo de dio dentro del cumplimiento de su deber como soldados al servicio de España.

Otras acciones militares desde una perspectiva nacional

Mientras  esto ocurría en las alturas de Asomante en Aibonito, en Ciales, 400 puertorriqueños en su mayoría campesinos, ese mismo día 13 de agosto, levantando la bandera de la independencia, se lanzaron a la lucha contra las autoridades españolas. Luego de los insurgentes enfrentarse militarmente a las unidades del Instituto de Voluntarios y las fuerzas de la Guardia Civil leales a España, finalmente, luego de agotar sus municiones, se retiraron a la zona montañosa dejando en el pueblo un saldo de 11 muertos y cerca de una veintena de heridos. Se trata este de un acontecimiento inspirado en la misma óptica que Betances hiciera en su llamado en una carta sin fecha al Dr. Julio Henna, cuando le indica:

“¿Qué hacen los puertorriqueños? ¿Cómo no aprovechan la oportunidad del bloqueo para levantarse en masa? Urge que al llegar las vanguardias del Ejército americano sean recibidas por fuerzas puertorriqueñas, enarbolando la bandera de la independencia, y que sean éstas quienes les den la bienvenida.

Cooperen los norteamericanos, en buena hora, a nuestra libertad; pero no ayude el país a la anexión. Si Puerto Rico no actúa rápidamente, será para toda la vida una colonia norteamericana.”[8]

Un año antes, el 24 de marzo de 1897, en Yauco, bajo el mando de Fidel Vélez, una fuerza de 70 hombres armados de machetes y unas pocas armas de fuego, levantando la bandera adoptada por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano se enfrentó a unidades de soldados regulares de infantería españoles, a la Guardia Civil y al Instituto de Voluntarios.  La acción militar contaba, además, con el apoyo de otros pueblos como Sábana Grande y Guánica, el cual no llegó a producirse. En la región Suroeste de Puerto Rico hacía tiempo venía desarrollándose un movimiento conspirativo, esencialmente anti español, del cual participaban múltiples personas cuyo objetivo era proclamar la independencia de Puerto Rico respecto al Reino Español.

En esos momentos, mientras llegaban las noticias del fracaso del intento de Yauco, en el seno de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, se discutía la posibilidad de organizar una expedición armada hacia Puerto Rico desde Cuba donde se abriera un segundo frente de guerra contra España en las Antillas. Con tal propósito se elaboró el Plan Lecret.

El General del Ejército Libertador de Cuba, José Lecret Morlot, había elaborado un plan de invasión a Puerto Rico para lo cual solicitaba la autorización del Gobierno Revolucionario Cubano. Los también generales cubanos José Miró y Enrique Collazo apoyaban esta iniciativa. Sin embargo, tanto el Delegado del Partido Revolucionario Cubano Tomás Estrada Palma, como el General Calixto García, se oponían al mismo. Luego de infructuosos esfuerzos, mediante carta de 8 de septiembre de 1897, el General Lecret Morlot optó por abandonar su propuesta.

Otro plan de traer a Puerto Rico una expedición militar desde Cuba, surgió a finales de 1897, en lo que se conoció como Plan Morales. Al igual que el anterior plan, no recibió el apoyo de Estrada Palma, por lo que el 6 de enero de 1898 el Directorio de la Sección Puerto Rico decidió abandonar la propuesta.

La colaboración del Dr. Julio Henna con la invasión

El 15 de febrero de 1898 estalló en Cuba el buque militar USS Maine, lo que despejó toda duda sobre los futuros acontecimientos. Indica Delgado Pasapera que  el 10 de marzo el Dr. Julio Henna, quien en ese momento presidía la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, viajó a Washington y con la ayuda de los cubanos Gonzalo de Quesada y Ricardo Díaz Albertini, se entrevistó con el Senador y miembro del Comité de Relaciones Exteriores del senado Henry Cabot Lodge. Allí el Senador convenció a Henna que si le ofrecía información sobre Puerto Rico se ocuparía de Puerto Rico, a lo que Henna accedió entregándole información recopilada en los planes de Lecret y Morales, así como un mapa donde aparecían señalados “los caminos y las guarniciones españolas con el número de tropas destacadas en cada punto.” Allí Henna solicitó en nombramiento de Comisionado Civil sin sueldo para acompañar las tropas invasoras a Puerto Rico y ser “su intermediario ante los puertorriqueños.” Más adelante Henna solicitaría de las autoridades estadounidenses el uso de los puertorriqueños en Nueva York en la invasión.

Las acciones del Dr. Henna fueron repudiados por el Dr. Betances. En una carta que le escribiera al primero el 16 de abril de 1898, Betances le indicaba que “ninguno de nosotros tiene el derecho, como jefes africanos, de coger el país y entregárselo a un poder extranjero. Esa decisión no le pertenece sino a todo el pueblo portorriqueño. Yo doy mi nombre para la revolución; no para la conquista de mi tierra...”[9]

Ante este cuadro, Betances le escribe a Eugenio María de Hostos el 7 de junio de 1898, quien entonces se encuentra aún en Chile, alertándole de los planes de Henna y exigiéndole que sobre él “haga presión todo lo posible” para obtener para Puerto Rico “las mismas concesiones, siquiera, que se hacen para Cuba.”[10]

Cuando Hostos llega a Estados Unidos, ya la suerte estaba echada. El 12 de julio de 1898 la Sección Puerto Rico había aprobado una resolución en la cual se apoyaba la participación de un grupo de puertorriqueños como parte de las fuerzas invasoras. Entre los días 18 y 19 de julio, la prensa estadounidense informó que desde Santiago de Cuba había partido hacia Puerto Rico una fuerza expedicionaria compuesta por más de 3,000 hombres bajo el mando del General Nelson Miles con el propósito de consumar la invasión de Puerto Rico. En su Diario[11] Hostos consignará lo siguiente:

“Día muy triste para mi. Desde [t]emprano me telefoneó Henna para decirme que estaba saliendo la primera expedición armada que el Gobierno americano envía a Puerto Rico. Como parte de esta expedición va según el rumor público, a apoderarse de la Isla para anexionársela; y como confirma en parte este rumor el hecho de no haber atendido el Gobierno americano el ofrecimiento de la Delegación puertorriqueña para acompañar en comisión civil al ejército de invasión, es casi seguro que Puerto Rico será considerada una presa de guerra. La independencia, a la cual he sacrificado cuanto es posible sacrificar se va desvaneciendo como un celaje: mi dolor ha sido vivo.”

El 2 de agosto, en pleno desarrollo de la campaña militar en Puerto Rico, en Asamblea celebrada en Chimmey Hall en la ciudad de Nueva York, la Sección Puerto Rico acuerda su disolución. En ese mismo proceso, Hostos propone la creación, junto al Dr. Henna y a Manuel Zeno Gandía, de la Liga de Patriotas Puertorriqueños.[12] La misma quedaría constituida formalmente el 10 de septiembre de 1898. En su Manifiesto A los puertorriqueños, Op. Cit. , indica Hostos:

“La Liga de Patriotas, en cuyo nombre os hablo, se ha constituido con dos fines; uno, inmediato, que es poner a nuestra madre Isla en condiciones de derecho; otro, mediato, que es el poner en actividad los medios que se necesitan para educar a un pueblo en la práctica de sus libertades que han de servir a su vida, privada y pública, industrial y colectiva, económica y política, moral y material.”

A estas alturas, ya el Protocolo de Armisticio con el que concluyeron las operaciones militares de la Guerra en Puerto Rico se había firmado, se estaba desarrollando el proceso de repatriación de las tropas españolas en Puerto Rico y se comenzaba a consolidar la ocupación estadounidense del país. En el proceso, muchos de aquellos que defendieron inicialmente los pabellones españoles en Puerto Rico, ahora comenzarían el proceso de transferencia de lealtades hacia el nuevo pabellón imperial de Estados Unidos.

La suerte en el desarrollo de la guerra, desde antes del comienzo de las hostilidades militares, estaba echada: puertorriqueños dispuestos a participar de una invasión sobre su propio país para liberarlo de España y entregarlo a Estados Unidos; puertorriqueños defendiendo militarmente al país frente a una invasión, pero no para reivindicar la independencia, sino para mantener y perpetuar la relación autonómica entonces existente con España; puertorriqueños que enfrentarían con las armas a puertorriqueños que reclamaban con la armas el fin de la dominación española y la proclamación de la independencia; y puertorriqueños que estarían dispuestos a empuñar las armas contra España y contra Estados Unidos en la búsqueda de su independencia.  Es dentro de estas opciones que debemos juzgar los sucesos de Coamo y Asomante que hoy recordamos. Al hacerlo, debemos evocar no solo el valor de sus actores, sino las ideas por las que lucharon y murieron.


Conclusiones


Coincidimos con el compañero Edgardo Pratts en las conclusiones que formula en su libro Aibonito en 1898, En la última trinchera: la Batalla de Asomante[13] en cuanto a lo siguiente:

(a) En Aibonito en 1898 se esfumó la lealtad a España;

(b) La Batalla de Asomante es un “episodio honroso y significativo en nuestra historia”;

(c) La condición “estratégica” que en ese momento representaba el altiplano de Aibonito para una línea de defensa en el avance de las tropas estadounidenses;

(d) La capacidad de las tropas españolas, aún a pesar de las condiciones en las que se les requirió pelear, para enfrentar el avance de las tropas estadounidenses;

(e) El valor demostrado por algunos oficiales en las fuerza españolas en el combate;

(f) La necesidad de una revisión con respecto a la historia oficial que ha pretendido disminuir la importancia del breve período de enfrentamientos militares entre España y Estados Unidos en Puerto Rico en el contexto de la Guerra de 1898;

(g) Abordar otros sucesos igualmente importantes en el contexto de la Invasión, como respuesta de los puertorriqueños ante el drama de una guerra de anexión.

Sin embargo, la valoración histórica que sobre tales sucesos hagamos, así como del conjunto de hechos que bordean los sucesos de 1898 no deben llevarnos, bajo otras circunstancias, a extrapolar su significado imprimiéndoles características épicas o mitológicas que ciertamente no estuvieron presentes.

El valor y gallardía desplegados en combate por oficiales españoles o por puertorriqueños que formaron parte de las fuerzas españolas debemos examinarlos dentro del marco del comportamiento militar esperado de un soldado al servicio de  un mando militar. Las acciones militares desarrolladas por el Comandante Martínez Illescas, por el Capitán puertorriqueño Frutos López, el Capitán de Artillería Hernaíz o el Capitán de Infantería Lara, se desarrollaron, si bien frente al avance de una fuerza invasora, desde la perspectiva de la defensa de los intereses del Reino Español en Puerto Rico. La defensa que llevaron a cabo en Coamo o en Asomante, se dieron desde la misma perspectiva política e histórica que se dio la represión contra los insurgentes del 1897 en Yauco, o los acontecimientos desatados en el mismo día en que se suspenden las operaciones militares en Asomante frente a los insurrectos en Ciales.

Más que el valor militar de aquellos oficiales españoles, que cumplieron con su deber, merece elogio y reconocimiento histórico  aquellos soldados de fila, que sin tener nada a cambio que proteger que no fueran sus míseras vidas como soldados conscriptos para la guerra, mantuvieron sus puestos de combate ante el avance de un enemigo superior numéricamente y mejor pertrechado, hasta el final de la jornada.

En esta valoración histórica, también es necesario destacar a aquellos que, actuando como Betances lo hubiera querido, enarbolaron la bandera de la independencia y estuvieron dispuestos a recibir a las tropas americanas con las mismas armas en mano con que habían sabido enfrentar a las tropas españolas; a diferencia, de aquellos otros, que desde el interior del país como desde el exilio, entregaron a un nuevo amo imperial el destino de su propia patria.

La conmemoración de la batalla de Coamo y Asomante, a la distancia de más de un siglo, sin embargo, propicia hoy un punto de encuentro adicional en nuestra reflexión colectiva como pueblo, como nacionalidad. Ese punto de encuentro es nuestra mirada hacia el futuro. El profesor Juan Manuel García Passalaqua,[14] publicó el pasado 8 de agosto de 2006 un interesante escrito en el cual, conforme a su título, planteaba una convocatoria: ¡recordar una batalla ganada!

En los procesos de lucha de los pueblos, la pérdida de la memoria colectiva es quizás una de sus mayores limitaciones. En los pueblos coloniales, la historia como proceso social, económico y político, es la historia de los conquistadores. Ese es el mecanismo por excelencia para la dominación ideológica del colonizado. Una historia sin referentes propios, sin lucha, sin victorias, sin triunfos, todo ello facilita la dominación. Es por eso que en la formación de la conciencia e identidad nacional de un pueblo, cada rescate de esa historia propia que le arrebatemos al enemigo, al contrario, al adversario, para colocarla como referente para el desarrollo futuro de nuestros procesos emancipadores, se convierte en objetivo necesario.

¿Que seríamos hoy todos, si los esfuerzos que condujeron a la victoria en la lucha por sacar la Marina de Guerra de Estados Unidos de Vieques de momento se esfumaran? ¿Qué sería de nuestra memoria colectiva si no viéramos en la defensa de nuestro idioma, de nuestra cultura, de nuestra identidad nacional frente a un proceso dirigido de asimilación por parte de Estados Unidos, en las múltiples manifestaciones de resistencia a la anexión de nuestro país a otro no solo distinto, sino culturalmente diferenciado, sino una de las más importantes batallas ganadas en la lucha por la sobrevivencia de nuestra nacionalidad? ¿Qué seríamos hoy todos nosotros si en nuestra memoria colectiva no estuvieran presentes figuras de la talla de  Betances, Hostos, Albizu, Corretjer; nuestros prisioneros nacionalistas; nuestros actuales prisioneros políticos; la memoria de Filiberto Ojeda Ríos o las aportaciones  históricas hechas por Ricardo Alegría dirigidas a la preservación de una memoria cultural colectiva como pueblo; y la constancia del sacrificio y trabajo de cientos y miles de compañeros y compañeras que día a día ganan batallas, pequeña y grandes, en el forcejeo permanente por la conquista de nuestros derechos soberanos.

Ciertamente como indicó Juan Manuel García Passalaqua en el artículo citado, “[L]a historia se describe con narraciones y con símbolos. Esta historia– de ésa nuestra historia– merece conocerse por las futuras generaciones, y merece además tener un símbolo vivo y eterno.”

Llegará el día en que esos símbolos patrios, en el tortuoso camino de nuestra historia de liberación, llenen cada rincón del país. Ese día nuestro reencuentro con la verdadera historia de nuestra nación asumirá un rostro diferente, el rostro de un país libre y orgulloso de sus luchas, forjado y templado en su resistencia, dispuesto a forjar un nuevo y maravilloso futuro.



[1]Negroni, Héctor Andrés, Historia Militar de Puerto Rico, Colección Encuentros, Serie Textos, Sociedad Estatal Quinto Centenario, 1993.

[2] Pasapera Delgado, Germán, Orígenes del independentismo puertorriqueño, Revista de Historia, Año 1, Núm. 1, enero-junio, 1985. También véase de su autoría el libro Puerto Rico: sus luchas emancipadoras (1860-1898), Editorial Cultural (1984), pág. 25.

[3] Rivero, Ángel, Crónica de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico, Editorial Edil, ed. 1972.

[4] Torres Rivera, Alejandro, Militarismo y Descolonización; Puerto Rico ante el Siglo 21, Ediciones Comité de Estudios CNH, 1998.

[5] Negroni, Op. Cit.

[6] Rivero, Op. Cit.

[7] La presencia de puertorriqueños participando en operaciones militares en contra de las tropas españolas también estuvo presente en otras operaciones militares. De acuerdo con Delgado Pasapera, por ejemplo, en su libro Puerto Rico: sus luchas emancipadoras (1850-1898) “...La presencia junto a las tropas invasoras de personas reconocidas hasta ese momento como dirigentes independentistas, fue un elemento desintegrador y colaboró a aumentar la confusión reinante. En condición de miembro de la Puerto Rico Comission venía junto a otros, acompañando al ejército invasor, Antonio Mattei Lluveras y al mando de un cuerpo irregular nombrado Puerto Rico Guards, marchaba con el rango de Coronel honorario del ejército norteamericano el anexionista Mateo Fajardo. Una avanzadilla de puertorriqueños, que bajo el mando de Eduardo Lugo Viña tomó Sábana Grande y San Germán, siendo desalojada de éste último por las fuerzas españolas, no lo hizo levantando la bandera de la independencia, sino como avanzada de las fuerzas norteamericanas y tomando el nombre de Puerto Rican Scouts.”

[8]

Carta de Ramón Emeterio Betances al Dr. Julio Henna, Presidente de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano. Ramón Emeterio Betances, Colección Pensamiento de Nuestra América, Casa de las Américas, Cuba.

[9]

Ramón Emeterio Betances, Op. Cit.

[10]

Ramón Emeterio Betances, Op. Cit.

[11]

De Hostos, Eugenio María, Diario II, Obras Completas.

[12]

De Hostos, Eugenio María, Madre Isla, Obras Completas.

[13]

Pratts, Edgardo, Aibonito en 1898, En la última trinchera: la Batalla de Asomante, Editorial Asomante, Segunda Edición, 1898. Estas conclusiones también figuran en su reciente publicación De Coamo a la Trinchera de Asomante, Fundación Educativa Idelfonso Pratts, Aibonito, 2006.

[14]

García Passalaqua, Juan Manuel, Recordemos la batalla que ¡ganamos!, El Nuevo Día, 8 de agosto de 2006.

12 de agosto de 2006 (revisado 17 de julio de 2012)

Fuente: http://www.redbetances.com/columnas/alejandro-torres-rivera/1180-alejandro-torres-rivera--minh.html