Por: Luis Britto García (Radio Nacional de Venezuela/Cubadebate)
Ningún hombre es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, predicaba John Donne. Ningún país está fuera del planeta: el genocidio cometido contra un pueblo me asesina. Todo lo que acontece en Libia me hiere, te daña, nos afecta.
2.- Hablemos como hombres, y no como chacales o monopolios mediáticos. A Libia no se la bombardea para proteger su población civil. A ningún pueblo se lo protege arrojándole explosivos ni despedazándolo con 4.300 ataques “humanitarios” durante más de cien días. A Libia se la incinera para robarle su petróleo, sus reservas internacionales, sus aguas subterráneas. Si el latrocinio triunfa, todo país con recursos será saqueado. No preguntes sobre quién caen las bombas: caerán sobre ti.
3.- Encarcelaron a los comunistas; nada podría importarme menos, porque no soy comunista, ironizaba Bertold Bretch. El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una zona de “exclusión aérea” a favor de los secesionistas libios, pero permite un bombardeo infernal; China y Rusia se abstienen de vetar la medida porque como no son libios nada podría importarles menos. De inmediato Estados Unidos amenaza a China con declarar una “moratoria técnica” de su impagable deuda externa con ella y agrede Pakistán. China replica que “toda nueva injerencia de Estados Unidos en Pakistán será interpretada como acto no amistoso” y arma al país islámico con cincuenta cazas JF-17. Ningún pueblo está fuera de la humanidad: si no vetas la agresión contra otro, la desencadenas contra ti.
4.- Cuenta Tolstoy que un oso ataca a dos campesinos: uno escala un árbol, cediendo al otro el privilegio de defenderse solo. Éste vence, y cuenta que las últimas palabras de la fiera fueron: “Quien te abandona no es tu amigo”. La Liga Árabe, la Unión Africana, la OPEP trepan al árbol de la indecisión esperando el turno de ser descuartizadas. Al abandonar a las víctimas te abandonas.
5.- Como en los tiempos cuando el fascismo asaltaba África, hoy Italia, Alemania, Inglaterra, Francia y otros sicarios de la OTAN sacrifican armamentos y efectivos en una guerra que sólo favorecerá a Estados Unidos. Impedido por su Congreso de invertir fondos abiertamente en el conflicto, Obama regaña a sus cómplices de la OTAN porque sacrifican al gasto militar menos del 2% de sus PIB, y les ordena inmolar por lo menos el 5%. Son instrucciones inaplicables cuando la protesta social, la crisis financiera, la deuda pública impagable y el mismo gasto armamentista socavan los gobiernos del G-7. Ante tales requerimientos, Italia opta por no participar más en en el agavillamiento. La Agencia Internacional de Energía autoriza para gastar de las reservas que no tiene sesenta millones de barriles de petróleo en dos meses. Estados Unidos derrocha para 2010 un gasto militar de 698.000 millones de dólares, 43% del total mundial de 1.600.000 millones de dólares (Confirmado.net 17-6-2011). Así se dilapilan en muerte los recursos que deberían salvar la vida. Si montas guerras para devorar a otro, las guerras te devorarán a ti.
6.-Como en épocas de Alí Babá y los cuarenta ladrones, los banqueros internacionales que tan benévolamente recibieron 270.000 millones de dólares en depósitos y reservas de Libia asaltan el botín y estudian traspasarlo a quienes intentan asesinar a los legítimos dueños. También le crean a los monárquicos de Benghazi un banco central y una divisa secesionistas. Son los mismos financistas cuyo latrocinio cuesta a la humanidad el actual colapso económico: no indagues a quién roban los banqueros: te desfalcan a ti.
7.- Al estilo de las blitzkrieg nazis, el presidente de Estados Unidos inicia guerras sin autorización de sus legisladores y las prolonga ignorando al Congreso, donde diez diputados denuncian al Presidente y al secretario de Defensa saliente Robert Gates y vetan los fondos para la agresión contra Libia tachándola de ilegal e inconstitucional. No averigües si debes imponer a tiros la democracia a otros pueblos: antes acaba con los vestigios de ella que quedaban en tu propio país.
8.- Cada hombre es pieza del continente, parte del todo, insiste John Donne. Los enemigos del hombre no cesan de fragmentarlo para destruirlo mejor. Los imperios, que son inestables rompecabezas de piezas juntadas a la fuerza, en el exterior fomentan o inventan el conflicto de civilización contra civilización, la rencilla del iraní contra el kurdo, del chiíta contra el sunita, del hindú contra el musulmán, del serbio contra el croata, del descendiente contra el ascendiente, del ancestral contra el menos ancestral, del libio contra el libio, del venezolano contra el venezolano. De cada variante cultural pretenden hacer un paisito y de cada paisito un protectorado. Quien nos separa nos hace añicos, quien me divide me mutila. No indagues cómo trizan Libia: te descuartizan a ti.
9.- Todo pillaje arranca con promesas de golpe fácil y se empantana en carnicería insoluble. Las guerras de Afganistán, Irak, Libia, Yemen y la agresión contra Pakistán despegan como paseos triunfales, se estrellan en holocaustos catastróficos y ninguna concluye ni se decide. La resistencia de sus pueblos retarda la inmolación de la que no te librarán ni vetos omitidos ni organizaciones abstencionistas ni banqueros carteristas ni Congresos nulificados. No preguntes por qué son asesinados los patriotas libios: están muriendo por ti.
19 jul 2011
9 jul 2011
El Bicentenario de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela
Alejandro Torres Rivera / MINH
La República Bolivariana de Venezuela es un país localizado en la porción norte de América del Sur. Limita por el Norte con el Océano Atlántico, en la porción que solemos llamar Mar Caribe; por el Oeste con Colombia, por el Sur con Brasil y por el Este con Guyana. La República Bolivariana de Venezuela cuenta con una población estimada de casi 30 millones de habitantes. Tiene una extensión geográfica de 916,445 kilómetros cuadrados, lo que equivale a casi 103 veces el tamaño de Puerto Rico.
De acuerdo con Roberto J. Lovera de Sola en su ensayo publicado en 2009 bajo el título de Ante el Bicentenario de la Independencia: Antecedentes del Pronunciamiento de 1810, los eventos precursores de estos procesos se encuentran en los levantamientos de Charcas en Perú en 1781 con la insurrección dirigida por de José Gabriel Condorcanqui, fallecido ese mismo año y recordado por su nombre indígena de Tupac Amaru; y el levantamiento en el Nuevo Reino de Granada, hoy Colombia. En el caso particular de Venezuela, indica el autor, “el verdadero iniciador, el hombre que inventó la independencia, fue el caraqueño don Francisco Antonio de Miranda y Rodríguez...quien en Nueva York trazó el plan emancipador.”
Miranda había sido un oficial del Ejército Español que peleó apoyando a Estados Unidos en su lucha contra Inglaterra en la toma de Pensacola, ciudad del estado de Florida, donde ganó el rango de Teniente Coronel por su desempeño militar. Proclamado como Generalísimo y conferido a éste poderes absolutos para la defensa de la naciente república, fue derrotado y capturado por el Ejército español y encarcelado en la prisión de La Carraca en España, donde morirá el 24 de julio de 1816.
Indica sin embargo Lovera de Sola, que será Simón Bolívar, quien tras su viaje a Estados Unidos en 1807, eventualmente influenciado por los valores republicanos que dieran base a la Declaración de Independencia y eventual Constitución de ese país como país independiente, quien impulsaría definitivamente el ideal independentista en América del Sur.
Fue Venezuela el primer país suramericano en proclamar con victoria la independencia patria cuando Caracas declaró el 19 de abril de 1810 su total independencia con relación a España. Sin embargo, no es sino hasta el 5 de julio de 1811, en un Congreso convocado, que miembros de una Sociedad Patriótica convencieron a todos los congresistas menos uno, a proclamar la independencia, lo que da origen a la fundación del nuevo Estado. Miranda, fue eventualmente uno de los fundadores de la República de Venezuela estampando su firma en el documento constitutivo de su independencia el 5 de julio de 1811 como diputado por el Pao.
No obstante, no será sino hasta el 24 de junio de 1821, luego de la Batalla de Carabobo en la cual Bolívar derrota a Miguel de la Torre, que se consolida la independencia de Venezuela. Nuevas batallas serán libradas contra lo que se consideraban posiciones aisladas dentro del basto territorio, hasta que finalmente, con la conquista de Puerto Cabello por el General Antonio Páez, se completa el proceso de independencia nacional venezolano.
El ejemplo de Caracas fue seguido más adelante en mayo de 1810 po Argentina; el 20 de julio de 1810 por Colombia, la de Paraguay el 14 de mayo de 1811; por Chile el 18 de octubre de 1811; por México el 16 de octubre de 1811; y por Perú, aunque en forma más tardía, el 22 de julio de 1821.
Nos dice Mario Hernández Sánchez-Barba en su libro Simón Bolívar, Una pasión Política (2004), citando a su vez de Germán Carrera Damas en Casos de continuidad y ruptura: génesis teórica y práctica del proyecto americano de Simón Bolívar (2003), que la estructura del proyecto bolivariano enmarcaba en tres niveles: independencia “para dar curso a la cual resulta imprescindible integración multiterritorial, saliendo del estrecho límite provincial hasta conseguir una intencionalidad continental con un nuevo orden constitucional. Según el autor, Bolívar tenía una clara comprensión de la necesidad de establecer la integración de los países latinoamericano, tal como lo expresara desde su famosa Carta de Jamaica, como fundamento desde el cual “completar la obra de regeneración” apenas comenzada con la independencia de los distintos pueblos de América Latina. El proyecto, decía, para que tenga verdadero éxito, debe ser un proyecto con alcance continental.
El 15 de diciembre de 2006, el Presidente Hugo Chávez Frías, en un discurso pronunciado en Caracas, recordaba que habían pasado ya 30 años desde el momento en que como Subteniente juramentó cuatro soldados en las montañas aledañas a San Mateo en Anzoátegui: al Sargento Primero Mario Núñez; al Sargento Segundo Agustín Crescencio Moro y al Cabo Primero Tor y al soldado Silva, naciendo así el Ejército Bolivariano de Liberación del Pueblo de Venezuela. Todos ellos contaban con edades comprendidas entre los 18 a 23 años. Más adelante, en 1982 surgiría el Movimiento Bolivariano 200, el cual era una organización clandestina, conspirativa, que alimentó las condiciones para una década más tarde, el 4 de febrero de 1992, desembocar en la Rebelión que llevaría a prisión al hoy Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. La salida de prisión no fue sino un impulso a la organización de la lucha revolucionaria, esta vez desde la legalidad.
El trabajo desarrollado en los años siguientes desemboca en la fundación el 19 de abril de 1997 del “Movimiento V República”, cuya actividad política se extiende hasta 2007 en que comienza a desarrollarse la propuesta de lo que hoy es el Partido Socialista Unido de Venezuela y su propuesta de un Socialismo del Siglo XXI, que es la que hoy recibe de rojo, el 200 Aniversario de la proclamación de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Los proyectos de integración desarrollados en los pasados años a escala continental como son la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA), PetroCaribe, Telesur, PetroSur, Banco del Sur, UNASUR, la propuesta creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), junto a los esfuerzos solidarios de la Revolución Bolivariana con la Resolución Cubana, el adelanto de las relaciones bilaterales con países como Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina, por solo mencionar algunos; junto al papel destacado llevado a cabo por Venezuela en la solidaridad con pueblos como el puertorriqueño en su lucha por la libre determinación e independencia, no son sino expresiones de reafirmación concreta en el legado de dos siglos de seguimiento a los ideales fundacionales de Simón Bolívar.
Las celebraciones del 200 Aniversario de la Proclamación de la Independencia de Venezuela, sin embargo, se producen dentro de la tristeza que golpea al pueblo venezolano, a ese pueblo humilde, pobre, revolucionario que hoy construye un nuevo futuro, que produce la condición de salud del Presidente Chávez. Periódicos como El País, desde España, no deja de acechar abiertamente como lo ha venido haciendo en los pasados años, circulando información desfavorable a Venezuela. Le tiene que picar en la piel a los herederos de aquel imperio derrotado por Sucre en la Batalla de Ayacucho, la cual marcó el fin de la dominación imperial es España en suelo sudamericano, que hoy los hijos de Bolívar reafirmen su voluntad descolonizadora, proponiendo la continuación del sueño unificador de patrias de este lado del Atlántico.
No sin razón, quizás sin pretender desenmascarar las opiniones circuladas en ese diario, Fidel Castro indica en una de sus Reflexiones del pasado 3 de julio, que el “Presidente de Venezuela es uno de los hombres que más ha hecho por la salud y educación de su pueblo” recordándonos que “Los enemigos externos e internos de Hugo Chávez están a merced de sus palabras y sus iniciativas.”
El proceso revolucionario venezolano ha dado importantes lecciones al conjunto de pueblos latinoamericanos en su ruta hacia la justicia social. En los años venideros esperamos ver consolidado el programa socialista hoy en construcción para desde él, afianzar aún más los valores integradores de esta América Latina de la cual también los puertorriqueños formamos parte. Recordando hoy las palabras de su himno nacional, exclamamos “Gloria al bravo pueblo” de la República Bolivariana de Venezuela.
5 de julio de 2011
La República Bolivariana de Venezuela es un país localizado en la porción norte de América del Sur. Limita por el Norte con el Océano Atlántico, en la porción que solemos llamar Mar Caribe; por el Oeste con Colombia, por el Sur con Brasil y por el Este con Guyana. La República Bolivariana de Venezuela cuenta con una población estimada de casi 30 millones de habitantes. Tiene una extensión geográfica de 916,445 kilómetros cuadrados, lo que equivale a casi 103 veces el tamaño de Puerto Rico.
De acuerdo con Roberto J. Lovera de Sola en su ensayo publicado en 2009 bajo el título de Ante el Bicentenario de la Independencia: Antecedentes del Pronunciamiento de 1810, los eventos precursores de estos procesos se encuentran en los levantamientos de Charcas en Perú en 1781 con la insurrección dirigida por de José Gabriel Condorcanqui, fallecido ese mismo año y recordado por su nombre indígena de Tupac Amaru; y el levantamiento en el Nuevo Reino de Granada, hoy Colombia. En el caso particular de Venezuela, indica el autor, “el verdadero iniciador, el hombre que inventó la independencia, fue el caraqueño don Francisco Antonio de Miranda y Rodríguez...quien en Nueva York trazó el plan emancipador.”
Miranda había sido un oficial del Ejército Español que peleó apoyando a Estados Unidos en su lucha contra Inglaterra en la toma de Pensacola, ciudad del estado de Florida, donde ganó el rango de Teniente Coronel por su desempeño militar. Proclamado como Generalísimo y conferido a éste poderes absolutos para la defensa de la naciente república, fue derrotado y capturado por el Ejército español y encarcelado en la prisión de La Carraca en España, donde morirá el 24 de julio de 1816.
Indica sin embargo Lovera de Sola, que será Simón Bolívar, quien tras su viaje a Estados Unidos en 1807, eventualmente influenciado por los valores republicanos que dieran base a la Declaración de Independencia y eventual Constitución de ese país como país independiente, quien impulsaría definitivamente el ideal independentista en América del Sur.
Fue Venezuela el primer país suramericano en proclamar con victoria la independencia patria cuando Caracas declaró el 19 de abril de 1810 su total independencia con relación a España. Sin embargo, no es sino hasta el 5 de julio de 1811, en un Congreso convocado, que miembros de una Sociedad Patriótica convencieron a todos los congresistas menos uno, a proclamar la independencia, lo que da origen a la fundación del nuevo Estado. Miranda, fue eventualmente uno de los fundadores de la República de Venezuela estampando su firma en el documento constitutivo de su independencia el 5 de julio de 1811 como diputado por el Pao.
No obstante, no será sino hasta el 24 de junio de 1821, luego de la Batalla de Carabobo en la cual Bolívar derrota a Miguel de la Torre, que se consolida la independencia de Venezuela. Nuevas batallas serán libradas contra lo que se consideraban posiciones aisladas dentro del basto territorio, hasta que finalmente, con la conquista de Puerto Cabello por el General Antonio Páez, se completa el proceso de independencia nacional venezolano.
El ejemplo de Caracas fue seguido más adelante en mayo de 1810 po Argentina; el 20 de julio de 1810 por Colombia, la de Paraguay el 14 de mayo de 1811; por Chile el 18 de octubre de 1811; por México el 16 de octubre de 1811; y por Perú, aunque en forma más tardía, el 22 de julio de 1821.
Nos dice Mario Hernández Sánchez-Barba en su libro Simón Bolívar, Una pasión Política (2004), citando a su vez de Germán Carrera Damas en Casos de continuidad y ruptura: génesis teórica y práctica del proyecto americano de Simón Bolívar (2003), que la estructura del proyecto bolivariano enmarcaba en tres niveles: independencia “para dar curso a la cual resulta imprescindible integración multiterritorial, saliendo del estrecho límite provincial hasta conseguir una intencionalidad continental con un nuevo orden constitucional. Según el autor, Bolívar tenía una clara comprensión de la necesidad de establecer la integración de los países latinoamericano, tal como lo expresara desde su famosa Carta de Jamaica, como fundamento desde el cual “completar la obra de regeneración” apenas comenzada con la independencia de los distintos pueblos de América Latina. El proyecto, decía, para que tenga verdadero éxito, debe ser un proyecto con alcance continental.
El 15 de diciembre de 2006, el Presidente Hugo Chávez Frías, en un discurso pronunciado en Caracas, recordaba que habían pasado ya 30 años desde el momento en que como Subteniente juramentó cuatro soldados en las montañas aledañas a San Mateo en Anzoátegui: al Sargento Primero Mario Núñez; al Sargento Segundo Agustín Crescencio Moro y al Cabo Primero Tor y al soldado Silva, naciendo así el Ejército Bolivariano de Liberación del Pueblo de Venezuela. Todos ellos contaban con edades comprendidas entre los 18 a 23 años. Más adelante, en 1982 surgiría el Movimiento Bolivariano 200, el cual era una organización clandestina, conspirativa, que alimentó las condiciones para una década más tarde, el 4 de febrero de 1992, desembocar en la Rebelión que llevaría a prisión al hoy Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. La salida de prisión no fue sino un impulso a la organización de la lucha revolucionaria, esta vez desde la legalidad.
El trabajo desarrollado en los años siguientes desemboca en la fundación el 19 de abril de 1997 del “Movimiento V República”, cuya actividad política se extiende hasta 2007 en que comienza a desarrollarse la propuesta de lo que hoy es el Partido Socialista Unido de Venezuela y su propuesta de un Socialismo del Siglo XXI, que es la que hoy recibe de rojo, el 200 Aniversario de la proclamación de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Los proyectos de integración desarrollados en los pasados años a escala continental como son la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA), PetroCaribe, Telesur, PetroSur, Banco del Sur, UNASUR, la propuesta creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), junto a los esfuerzos solidarios de la Revolución Bolivariana con la Resolución Cubana, el adelanto de las relaciones bilaterales con países como Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina, por solo mencionar algunos; junto al papel destacado llevado a cabo por Venezuela en la solidaridad con pueblos como el puertorriqueño en su lucha por la libre determinación e independencia, no son sino expresiones de reafirmación concreta en el legado de dos siglos de seguimiento a los ideales fundacionales de Simón Bolívar.
Las celebraciones del 200 Aniversario de la Proclamación de la Independencia de Venezuela, sin embargo, se producen dentro de la tristeza que golpea al pueblo venezolano, a ese pueblo humilde, pobre, revolucionario que hoy construye un nuevo futuro, que produce la condición de salud del Presidente Chávez. Periódicos como El País, desde España, no deja de acechar abiertamente como lo ha venido haciendo en los pasados años, circulando información desfavorable a Venezuela. Le tiene que picar en la piel a los herederos de aquel imperio derrotado por Sucre en la Batalla de Ayacucho, la cual marcó el fin de la dominación imperial es España en suelo sudamericano, que hoy los hijos de Bolívar reafirmen su voluntad descolonizadora, proponiendo la continuación del sueño unificador de patrias de este lado del Atlántico.
No sin razón, quizás sin pretender desenmascarar las opiniones circuladas en ese diario, Fidel Castro indica en una de sus Reflexiones del pasado 3 de julio, que el “Presidente de Venezuela es uno de los hombres que más ha hecho por la salud y educación de su pueblo” recordándonos que “Los enemigos externos e internos de Hugo Chávez están a merced de sus palabras y sus iniciativas.”
El proceso revolucionario venezolano ha dado importantes lecciones al conjunto de pueblos latinoamericanos en su ruta hacia la justicia social. En los años venideros esperamos ver consolidado el programa socialista hoy en construcción para desde él, afianzar aún más los valores integradores de esta América Latina de la cual también los puertorriqueños formamos parte. Recordando hoy las palabras de su himno nacional, exclamamos “Gloria al bravo pueblo” de la República Bolivariana de Venezuela.
5 de julio de 2011
“O acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros”
Entrevista al filósofo español Carlos Fernández Liria
“O acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros”
Iroel Sánchez
Por su libro El orden de El capital, el filósofo español Carlos Fernández Liria ha obtenido –junto a su colega Luis Alegre Zahonero- el Premio Libertador al pensamiento crítico.
Se trata de uno de los más importantes galardones que a nivel internacional se otorgan por obra publicada, pero como dice el entrevistado “la noticia del Premio no ha salido en ningún medio de comunicación español, pese a que es un premio internacional de ensayo (con una dotación que es el doble de la que entrega nuestro innombrable príncipe de Asturias con sus afamados galardones) que, después de todo, ha sido otorgado a dos profesores universitarios españoles.” En esta entrevista, Carlos aborda el por qué de ese silencio, los contenidos y propósitos de su trabajo intelectual, así como su relación con la más candente actualidad.
Acabas de ganar en Venezuela -junto a Luis Alegre, por el libro El orden de El Capital- el Premio Libertador al pensamiento crítico que quizá sea el más importante galardón que se otorga a la producción intelectual de izquierda en habla española y que han obtenido pensadores tan prestigiosos como István Mészároz ¿Qué lectura haces de este hecho y cómo piensas que contribuya a la divulgación de las tesis que has venido defendiendo a lo largo de toda tu obra?
Luis y yo estamos muy agradecidos. Por supuesto al gobierno venezolano, al ministro de cultura y al presidente Chávez, quien creó este premio que permite al pensamiento crítico y de izquierdas ser reconocido rompiendo con la hegemonía cultural del neoliberalismo. También estamos muy reconocidos a Atilio Borón, al que no conocemos, pero al que admiramos muchísimo, y a todos los otros miembros del jurado. Queremos dar las gracias especialmente a Farruco Sesto y a Carmen Bohorquez, porque desde hace años nos han honrado con su confianza. Como tú dices, lo mejor del premio es que así el libro tendrá una mayor difusión. Nuestra esperanza es que eso sirva para aportar un grano de arena en las luchas que vamos a tener que afrontar en los próximos tiempos, que yo creo que van a ser muy duras. Lo que tenemos por delante, a nivel mundial, es una batalla frontal con el capitalismo. En los próximos veinte años no vamos a tener opción. Eso de “socialismo o muerte” va a cobrar un nuevo sentido, porque o acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros. Mira lo de Japón, por ejemplo. Si la ola del tsunami hubiera sido diez metros más alta o el terremoto un punto más fuerte (¿y por qué no habría de haber sido asÍ?), una docena de reactores nucleares se habrían fundido y habría sido el fin para decenas de millones de personas. Habría sido necesario desalojar Japón. Estamos sentados sobre un polvorín controlado por dementes y criminales. ¿Quiénes son esos a los que llaman “mercados”? En cualquier caso, están locos, juegan a la ruleta rusa con el planeta, sacrifican poblaciones enteras, cambian de opinión a cada minuto, hundiendo y salvando países como quien juega a los barcos. Nunca hubo dictadores más sordos y más dementes. Ni Calígula, ni Nerón estaban tan chiflados. Y ni mucho menos tenían tanto poder.
En varios de tus libros, tanto en solitario como junto a Luis, –y este no parece ser una excepción- has venido insistiendo en el análisis crítico del concepto de ciudadanía, la subversión de lo que se entiende tradicionalmente como “Estado de Derecho”, y tratando de demostrar la imposibilidad de su realización bajo el capitalismo. Ahora lo haces desde el análisis de la obra más estudiada de Marx –El Capital-: ¿Qué cambia o se profundiza en este libro con respecto a tus trabajos a anteriores?
Las tesis que hemos mantenido insistentemente Luis Alegre y yo en todas nuestras publicaciones anteriores no necesitaban, me parece, de mayor aclaración. Como tú dices, nos hemos empeñado en demostrar que la democracia y el estado de derecho son impracticables bajo condiciones capitalistas de producción, y que, en cambio, serían perfectamente asumibles bajo unas condiciones socialistas. Esto implicaba, además, que los comunistas no teníamos por qué inventar nada nuevo ni mejor respecto a los conceptos de la tradición republicana y del pensamiento de la Ilustración. Todo lo contrario, lo que tenemos que hacer es reivindicar como propios los conceptos de “ciudadanía” y de “estado de derecho”, en lugar de regalárselos al enemigo como si se tratase de escoria burguesa destinada a ser superada por la historia. Todo esto, como dices, lo habíamos repetido ya en diversos formatos, procurando ser lo más pedagógicos posible. Pero faltaba algo muy importante por hacer: demostrar que esas tesis eran compatibles con Marx. Y para ello era preciso leer a Marx y proporcionar una interpretación rigurosa de su obra. Nos ha llevado quince años lograrlo. Pero creemos haber demostrado que se entiende mucho mejor El Capital si lo integramos en la tradición de la Ilustración y el pensamiento republicano, que si lo encorsetamos en los moldes de la escolástica marxista. Y que, además, el resultado es mucho más útil para entender el desastre humano al que estamos abocados bajo el capitalismo.
En su evaluación del libro el jurado que lo premió aprecia que con “propósitos transformadores explícitos emprende una reinterpretación de la teoría crítica del capitalismo, en consonancia con los desafíos de un mundo que se complejiza, agravando y sofisticando sus contradicciones”. La implicación en los procesos revolucionarios como los de Venezuela -Comprender Venezuela, pensar la Democracia. El colapso moral de los intelectuales occidentales, escrito también con Luis Alegre- o Cuba –Cuba, la Ilustración y el socialismo, junto a Santiago Alba- ha sido una constante en tu trabajo, ejerces una cátedra universitaria y colaboras con publicaciones alternativas como Rebelión, ¿Cómo ves esa relación entre la producción de un pensamiento riguroso teóricamente como ocurre con El orden de El Capital y la acción política concreta tan urgente en nuestros días?
Cuando lo que se trata de entender teóricamente es algo así como el capitalismo es imposible permanecer indiferente. Si los triángulos rectángulos consistieran en una injusticia monstruosa, si el cuadrado de la hipotenusa no lograra ser la suma de los cuadrados de los catetos más que a fuerza de condenar a la miseria a la mitad de la población mundial y de llevar el planeta hacia un suicidio ecológico y humano, los profesores de matemáticas tendrían muchas inclinaciones subversivas y la matemática habría sido una ciencia tan perseguida y censurada como la obra de Marx entre los economistas. Cuanto más entendemos lo que es el capitalismo, más monstruoso nos parece. Y entonces, es imposible permanecer de brazos cruzados.
Tu trabajo en los años ochenta en un programa de televisión que ha devenido un clásico del imaginario audiovisual español, La bola de cristal, o un libro como Educación para la ciudadanía –con un gran peso gráfico- revelan tu interés por comunicar del modo más atractivo y contemporáneo posible las herramientas para el análisis crítico a las generaciones más jóvenes ¿Cómo piensas que pudieran aprovecharse espacios como Internet en esa dirección?
Lo que está ocurriendo en Internet es una revolución inusitada. Dentro de poco, la televisión, el medio que ha sido el instrumento más poderoso de control ideológico en la historia de la humanidad (más todavía que la Iglesia, por ejemplo), se habrá convertido en una antigualla, en un cachivache doméstico, como las máquinas de coser o de escribir. La gente joven ya no se informa por la televisión, ni siquiera se divierte con ella; su mundo está en internet. Esto abre posibilidades inconmensurables a la lucha revolucionaria. Las revoluciones árabes y el 15-M español lo están demostrando.
A pesar de tener una sólida obra publicada y ejercer la docencia en una de las universidades más importantes de tu país has sufrido en varias ocasiones la censura de los medios de comunicación ¿Este premio ha cambiado algo en ese sentido?
Mira, eso es lo de menos, pero la noticia del Premio no ha salido en ningún medio de comunicación español, pese a que es un premio internacional de ensayo (con una dotación que es el doble de la que entrega nuestro innombrable príncipe de Asturias con sus afamados galardones) que, después de todo, ha sido otorgado a dos profesores universitarios españoles. No se trata de censura, sino del algo mucho peor: los medios están secuestrados por sus propietarios, que son inmensas corporaciones económicas que no miran más que por sus intereses. No existen medios verdaderamente públicos que escapen esta realidad. Aquí no hay más libertad de expresión que la que se pueden pagar algunos multimillonarios.
En una reciente colaboración con La pupila insomne decías que “el capitalismo ya no se puede permitir, ni siquiera, una sociedad que se pueda llamar tal” y concluías que “después del verano, se comprobará que la llamada ¨spanish revolution¨ no ha hecho más que comenzar”, Algunas semanas después de esa afirmación ratificas ese análisis, ¿por qué?
Estamos en un callejón sin salida, así es que no puede ser de otro modo. Eso no quiere decir que vayamos a ganar las batallas que se avecinan, pero no me cabe duda de que los pueblos van a plantar cara. Ya todo el mundo reconoce que lo que está ocurriendo económicamente en el planeta es pura y simple lucha de clases. Los primeros en reconocerlo han sido, como dijo el magnate Warren Buffet, “los que van ganando”, los ricos, los poderosos, los propios especuladores que están llevando el mundo al desastre al mismo tiempo que ganan más y más dinero. El gran economista de Wall Street, Michael Hudson, lo lleva también repitiendo sin cesar: lo que está ocuriendo se llama lucha de clases, nada más que lucha de clases. Y las clases bajas y medias están recibiendo una soberana paliza. Pero va a haber reacción. En Grecia están plantando cara. En los países árabes, en Latinoamérica, en Islandia, en Portugal… En España, el movimiento 15-M es imprevisible y, por ahora, no ha cesado de crecer. Me reafirmo en que el próximo otoño nos va a traer muchas sorpresas. (Publicado en CubAhora)
“O acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros”
Iroel Sánchez
Por su libro El orden de El capital, el filósofo español Carlos Fernández Liria ha obtenido –junto a su colega Luis Alegre Zahonero- el Premio Libertador al pensamiento crítico.
Se trata de uno de los más importantes galardones que a nivel internacional se otorgan por obra publicada, pero como dice el entrevistado “la noticia del Premio no ha salido en ningún medio de comunicación español, pese a que es un premio internacional de ensayo (con una dotación que es el doble de la que entrega nuestro innombrable príncipe de Asturias con sus afamados galardones) que, después de todo, ha sido otorgado a dos profesores universitarios españoles.” En esta entrevista, Carlos aborda el por qué de ese silencio, los contenidos y propósitos de su trabajo intelectual, así como su relación con la más candente actualidad.
Acabas de ganar en Venezuela -junto a Luis Alegre, por el libro El orden de El Capital- el Premio Libertador al pensamiento crítico que quizá sea el más importante galardón que se otorga a la producción intelectual de izquierda en habla española y que han obtenido pensadores tan prestigiosos como István Mészároz ¿Qué lectura haces de este hecho y cómo piensas que contribuya a la divulgación de las tesis que has venido defendiendo a lo largo de toda tu obra?
Luis y yo estamos muy agradecidos. Por supuesto al gobierno venezolano, al ministro de cultura y al presidente Chávez, quien creó este premio que permite al pensamiento crítico y de izquierdas ser reconocido rompiendo con la hegemonía cultural del neoliberalismo. También estamos muy reconocidos a Atilio Borón, al que no conocemos, pero al que admiramos muchísimo, y a todos los otros miembros del jurado. Queremos dar las gracias especialmente a Farruco Sesto y a Carmen Bohorquez, porque desde hace años nos han honrado con su confianza. Como tú dices, lo mejor del premio es que así el libro tendrá una mayor difusión. Nuestra esperanza es que eso sirva para aportar un grano de arena en las luchas que vamos a tener que afrontar en los próximos tiempos, que yo creo que van a ser muy duras. Lo que tenemos por delante, a nivel mundial, es una batalla frontal con el capitalismo. En los próximos veinte años no vamos a tener opción. Eso de “socialismo o muerte” va a cobrar un nuevo sentido, porque o acabamos con el capitalismo o el capitalismo acaba con nosotros. Mira lo de Japón, por ejemplo. Si la ola del tsunami hubiera sido diez metros más alta o el terremoto un punto más fuerte (¿y por qué no habría de haber sido asÍ?), una docena de reactores nucleares se habrían fundido y habría sido el fin para decenas de millones de personas. Habría sido necesario desalojar Japón. Estamos sentados sobre un polvorín controlado por dementes y criminales. ¿Quiénes son esos a los que llaman “mercados”? En cualquier caso, están locos, juegan a la ruleta rusa con el planeta, sacrifican poblaciones enteras, cambian de opinión a cada minuto, hundiendo y salvando países como quien juega a los barcos. Nunca hubo dictadores más sordos y más dementes. Ni Calígula, ni Nerón estaban tan chiflados. Y ni mucho menos tenían tanto poder.
En varios de tus libros, tanto en solitario como junto a Luis, –y este no parece ser una excepción- has venido insistiendo en el análisis crítico del concepto de ciudadanía, la subversión de lo que se entiende tradicionalmente como “Estado de Derecho”, y tratando de demostrar la imposibilidad de su realización bajo el capitalismo. Ahora lo haces desde el análisis de la obra más estudiada de Marx –El Capital-: ¿Qué cambia o se profundiza en este libro con respecto a tus trabajos a anteriores?
Las tesis que hemos mantenido insistentemente Luis Alegre y yo en todas nuestras publicaciones anteriores no necesitaban, me parece, de mayor aclaración. Como tú dices, nos hemos empeñado en demostrar que la democracia y el estado de derecho son impracticables bajo condiciones capitalistas de producción, y que, en cambio, serían perfectamente asumibles bajo unas condiciones socialistas. Esto implicaba, además, que los comunistas no teníamos por qué inventar nada nuevo ni mejor respecto a los conceptos de la tradición republicana y del pensamiento de la Ilustración. Todo lo contrario, lo que tenemos que hacer es reivindicar como propios los conceptos de “ciudadanía” y de “estado de derecho”, en lugar de regalárselos al enemigo como si se tratase de escoria burguesa destinada a ser superada por la historia. Todo esto, como dices, lo habíamos repetido ya en diversos formatos, procurando ser lo más pedagógicos posible. Pero faltaba algo muy importante por hacer: demostrar que esas tesis eran compatibles con Marx. Y para ello era preciso leer a Marx y proporcionar una interpretación rigurosa de su obra. Nos ha llevado quince años lograrlo. Pero creemos haber demostrado que se entiende mucho mejor El Capital si lo integramos en la tradición de la Ilustración y el pensamiento republicano, que si lo encorsetamos en los moldes de la escolástica marxista. Y que, además, el resultado es mucho más útil para entender el desastre humano al que estamos abocados bajo el capitalismo.
En su evaluación del libro el jurado que lo premió aprecia que con “propósitos transformadores explícitos emprende una reinterpretación de la teoría crítica del capitalismo, en consonancia con los desafíos de un mundo que se complejiza, agravando y sofisticando sus contradicciones”. La implicación en los procesos revolucionarios como los de Venezuela -Comprender Venezuela, pensar la Democracia. El colapso moral de los intelectuales occidentales, escrito también con Luis Alegre- o Cuba –Cuba, la Ilustración y el socialismo, junto a Santiago Alba- ha sido una constante en tu trabajo, ejerces una cátedra universitaria y colaboras con publicaciones alternativas como Rebelión, ¿Cómo ves esa relación entre la producción de un pensamiento riguroso teóricamente como ocurre con El orden de El Capital y la acción política concreta tan urgente en nuestros días?
Cuando lo que se trata de entender teóricamente es algo así como el capitalismo es imposible permanecer indiferente. Si los triángulos rectángulos consistieran en una injusticia monstruosa, si el cuadrado de la hipotenusa no lograra ser la suma de los cuadrados de los catetos más que a fuerza de condenar a la miseria a la mitad de la población mundial y de llevar el planeta hacia un suicidio ecológico y humano, los profesores de matemáticas tendrían muchas inclinaciones subversivas y la matemática habría sido una ciencia tan perseguida y censurada como la obra de Marx entre los economistas. Cuanto más entendemos lo que es el capitalismo, más monstruoso nos parece. Y entonces, es imposible permanecer de brazos cruzados.
Tu trabajo en los años ochenta en un programa de televisión que ha devenido un clásico del imaginario audiovisual español, La bola de cristal, o un libro como Educación para la ciudadanía –con un gran peso gráfico- revelan tu interés por comunicar del modo más atractivo y contemporáneo posible las herramientas para el análisis crítico a las generaciones más jóvenes ¿Cómo piensas que pudieran aprovecharse espacios como Internet en esa dirección?
Lo que está ocurriendo en Internet es una revolución inusitada. Dentro de poco, la televisión, el medio que ha sido el instrumento más poderoso de control ideológico en la historia de la humanidad (más todavía que la Iglesia, por ejemplo), se habrá convertido en una antigualla, en un cachivache doméstico, como las máquinas de coser o de escribir. La gente joven ya no se informa por la televisión, ni siquiera se divierte con ella; su mundo está en internet. Esto abre posibilidades inconmensurables a la lucha revolucionaria. Las revoluciones árabes y el 15-M español lo están demostrando.
A pesar de tener una sólida obra publicada y ejercer la docencia en una de las universidades más importantes de tu país has sufrido en varias ocasiones la censura de los medios de comunicación ¿Este premio ha cambiado algo en ese sentido?
Mira, eso es lo de menos, pero la noticia del Premio no ha salido en ningún medio de comunicación español, pese a que es un premio internacional de ensayo (con una dotación que es el doble de la que entrega nuestro innombrable príncipe de Asturias con sus afamados galardones) que, después de todo, ha sido otorgado a dos profesores universitarios españoles. No se trata de censura, sino del algo mucho peor: los medios están secuestrados por sus propietarios, que son inmensas corporaciones económicas que no miran más que por sus intereses. No existen medios verdaderamente públicos que escapen esta realidad. Aquí no hay más libertad de expresión que la que se pueden pagar algunos multimillonarios.
En una reciente colaboración con La pupila insomne decías que “el capitalismo ya no se puede permitir, ni siquiera, una sociedad que se pueda llamar tal” y concluías que “después del verano, se comprobará que la llamada ¨spanish revolution¨ no ha hecho más que comenzar”, Algunas semanas después de esa afirmación ratificas ese análisis, ¿por qué?
Estamos en un callejón sin salida, así es que no puede ser de otro modo. Eso no quiere decir que vayamos a ganar las batallas que se avecinan, pero no me cabe duda de que los pueblos van a plantar cara. Ya todo el mundo reconoce que lo que está ocurriendo económicamente en el planeta es pura y simple lucha de clases. Los primeros en reconocerlo han sido, como dijo el magnate Warren Buffet, “los que van ganando”, los ricos, los poderosos, los propios especuladores que están llevando el mundo al desastre al mismo tiempo que ganan más y más dinero. El gran economista de Wall Street, Michael Hudson, lo lleva también repitiendo sin cesar: lo que está ocuriendo se llama lucha de clases, nada más que lucha de clases. Y las clases bajas y medias están recibiendo una soberana paliza. Pero va a haber reacción. En Grecia están plantando cara. En los países árabes, en Latinoamérica, en Islandia, en Portugal… En España, el movimiento 15-M es imprevisible y, por ahora, no ha cesado de crecer. Me reafirmo en que el próximo otoño nos va a traer muchas sorpresas. (Publicado en CubAhora)
6 jul 2011
Los puertorriqueños que ayudaron a derrocar a Trujillo
Laura Candelas / Centro de Periodismo Investigativo
Media docena de puertorriqueños peleó y murió en 1959 en tierras dominicanas como parte de una expedición internacionalista que luchó para derrocar al ex dictador Leonidas Trujillo.
Como mucha otra información relacionada a la historia de Puerto Rico y su gente, el dato es desconocido por la mayoría de los puertorriqueños, pero recientemente fue revelado por el profesor e historiador Félix Ojeda Reyes en una conferencia en donde ofreció un adelanto de la investigación en curso para su libro “Los que tumbaron a Trujillo, combatientes puertorriqueños en las expediciones de 1959”.
“Nadie en Puerto Rico sabe cómo o cuándo cayeron. A pesar de ello, podemos reiterar que eran internacionalistas de nueva factura”, dijo Ojeda Reyes durante su presentación en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
“Ellos supieron encontrar un trágico final para sus vidas batallando contra una de las dictaduras más odiadas del entorno antillano”, añadió sobre el régimen de “El Jefe” o “El generalísimo”, como se hacía llamar quien mandó en la República Dominicana por 31 años.
Doce puertorriqueños formaron parte de una brigada internacional compuesta por 211 dominicanos, 21 cubanos, 13 venezolanos, tres estadounidenses, tres españoles y un guatemalteco. El grupo se adiestró en la finca Mil Cumbres en la provincia Pinar del Río de Cuba, pero no todos llegaron al combate.
“De los 12 puertorriqueños que se adiestraron en Mil Cumbres, seis participaron en la gesta, cuatro no dieron el grado y dos quedaron en Cuba por motivos de enfermedad”, explicó Ojeda Reyes.
Los seis puertorriqueños que menciona Ojeda Reyes en su próximo libro “Los que tumbaron a Trujillo” son: David Chervony, de 17 años de edad, Rubén Agosto, de 23, Luis Ramos Reyes, Juan Reyes Reyes, Luis Álvarez y Gaspar Antonio Rodríguez Bou. A los primeros tres, Ojeda Reyes los identifica como pertenecientes a la diáspora neoyorquina. Todos murieron en combate.
“…pero a Rodríguez Bou lo creemos sobrino del que fue rector del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Ismael Rodríguez Bou”, indicó.
Ojeda Reyes destacó a Miguel Ángel Meléndez Vallejo, nacido en Santo Domingo de padre puertorriqueño y madre dominicana y que vino a vivir a la Isla a los cuatro años.
“En 1955 Miguel Ángel emigra a Nueva York. Allí, su respetada progenitora, doña Consuelo Angélica Vallejo, le dijo un día cualquiera que si quería hacer algo productivo con su vida tenía que irse a batir contra la dictadura de Trujillo. Y así lo hizo… y cayó valientemente en el poblado de Estero Hondo. Tenía 21 años de edad”, dijo Ojeda Reyes quien reconoció entre el público a dos hermanas de Meléndez Vallejo quienes recibieron un aplauso de los presentes.
El campamento de adiestramiento en Mil Cumbres se estableció en marzo de 1959 y la expedición de ataque por aire llegó al aeropuerto militar de Constanza, en la parte central montañosa de República Dominicana, el domingo 14 de junio de 1959. El avión había sido comprado con una donación que dio a los expedicionarios liderados por Cuba, el presidente venezolano Rómulo Betancourt.
“Para proteger el descenso se tiró a la pista el grupo de vanguardia compuesto por seis voluntarios. El teniente Frank Eberto López fue el primero en salir del avión. El cubano iba en la punta de la vanguardia. Le seguía el capitán Ramón López, también cubano. Luego iba el comandante Delio Gómez Ochoa. Detrás de Delio, los dominicanos Mayobanex Vargas y Juan Antonio Almánzar. Finalmente el puertorriqueño Gaspar Antonio Rodríguez Bou”, relató Ojeda Reyes sobre el ataque que se realizó por aire. Hubo desembarcos por mar en otro lugar en el mismo mes.
Al momento de aterrizar los expedicionarios fueron sorprendidos por militares dominicanos que los atacaron, el grupo se dividió y durante días pelearon por separado contra las tropas de Trujillo.
“Los dos grupos jamás se encontrarían. Esa división, de acuerdo a Poncio Pou Saleta, sería un factor determinante en la derrota militar”, añadió el laureado historiador.
“Las expediciones del 14 y 20 de junio de 1959 fueron derrotadas militarmente, pero también debemos hablar de una victoria moral, la victoria de los caídos, cuyos frutos se observaron dos años más tarde”, añadió.
Trujillo murió asesinado el 30 de mayo de 1961 mientras se dirigía en su automóvil a la ciudad de San Cristóbal.
Media docena de puertorriqueños peleó y murió en 1959 en tierras dominicanas como parte de una expedición internacionalista que luchó para derrocar al ex dictador Leonidas Trujillo.
Como mucha otra información relacionada a la historia de Puerto Rico y su gente, el dato es desconocido por la mayoría de los puertorriqueños, pero recientemente fue revelado por el profesor e historiador Félix Ojeda Reyes en una conferencia en donde ofreció un adelanto de la investigación en curso para su libro “Los que tumbaron a Trujillo, combatientes puertorriqueños en las expediciones de 1959”.
“Nadie en Puerto Rico sabe cómo o cuándo cayeron. A pesar de ello, podemos reiterar que eran internacionalistas de nueva factura”, dijo Ojeda Reyes durante su presentación en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
“Ellos supieron encontrar un trágico final para sus vidas batallando contra una de las dictaduras más odiadas del entorno antillano”, añadió sobre el régimen de “El Jefe” o “El generalísimo”, como se hacía llamar quien mandó en la República Dominicana por 31 años.
Doce puertorriqueños formaron parte de una brigada internacional compuesta por 211 dominicanos, 21 cubanos, 13 venezolanos, tres estadounidenses, tres españoles y un guatemalteco. El grupo se adiestró en la finca Mil Cumbres en la provincia Pinar del Río de Cuba, pero no todos llegaron al combate.
“De los 12 puertorriqueños que se adiestraron en Mil Cumbres, seis participaron en la gesta, cuatro no dieron el grado y dos quedaron en Cuba por motivos de enfermedad”, explicó Ojeda Reyes.
Los seis puertorriqueños que menciona Ojeda Reyes en su próximo libro “Los que tumbaron a Trujillo” son: David Chervony, de 17 años de edad, Rubén Agosto, de 23, Luis Ramos Reyes, Juan Reyes Reyes, Luis Álvarez y Gaspar Antonio Rodríguez Bou. A los primeros tres, Ojeda Reyes los identifica como pertenecientes a la diáspora neoyorquina. Todos murieron en combate.
“…pero a Rodríguez Bou lo creemos sobrino del que fue rector del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Ismael Rodríguez Bou”, indicó.
Ojeda Reyes destacó a Miguel Ángel Meléndez Vallejo, nacido en Santo Domingo de padre puertorriqueño y madre dominicana y que vino a vivir a la Isla a los cuatro años.
“En 1955 Miguel Ángel emigra a Nueva York. Allí, su respetada progenitora, doña Consuelo Angélica Vallejo, le dijo un día cualquiera que si quería hacer algo productivo con su vida tenía que irse a batir contra la dictadura de Trujillo. Y así lo hizo… y cayó valientemente en el poblado de Estero Hondo. Tenía 21 años de edad”, dijo Ojeda Reyes quien reconoció entre el público a dos hermanas de Meléndez Vallejo quienes recibieron un aplauso de los presentes.
El campamento de adiestramiento en Mil Cumbres se estableció en marzo de 1959 y la expedición de ataque por aire llegó al aeropuerto militar de Constanza, en la parte central montañosa de República Dominicana, el domingo 14 de junio de 1959. El avión había sido comprado con una donación que dio a los expedicionarios liderados por Cuba, el presidente venezolano Rómulo Betancourt.
“Para proteger el descenso se tiró a la pista el grupo de vanguardia compuesto por seis voluntarios. El teniente Frank Eberto López fue el primero en salir del avión. El cubano iba en la punta de la vanguardia. Le seguía el capitán Ramón López, también cubano. Luego iba el comandante Delio Gómez Ochoa. Detrás de Delio, los dominicanos Mayobanex Vargas y Juan Antonio Almánzar. Finalmente el puertorriqueño Gaspar Antonio Rodríguez Bou”, relató Ojeda Reyes sobre el ataque que se realizó por aire. Hubo desembarcos por mar en otro lugar en el mismo mes.
Al momento de aterrizar los expedicionarios fueron sorprendidos por militares dominicanos que los atacaron, el grupo se dividió y durante días pelearon por separado contra las tropas de Trujillo.
“Los dos grupos jamás se encontrarían. Esa división, de acuerdo a Poncio Pou Saleta, sería un factor determinante en la derrota militar”, añadió el laureado historiador.
“Las expediciones del 14 y 20 de junio de 1959 fueron derrotadas militarmente, pero también debemos hablar de una victoria moral, la victoria de los caídos, cuyos frutos se observaron dos años más tarde”, añadió.
Trujillo murió asesinado el 30 de mayo de 1961 mientras se dirigía en su automóvil a la ciudad de San Cristóbal.
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