7 feb 2012

SOLIDARIDAD CONTINENTAL Y DIPLOMACIA POPULAR


“Nosotros no tenemos armas para echar a pique sus fuerzas navales pero tenemos el arma de echar a pique su prestigio en el mundo”


Don Pedro Albizu Campos




   El siglo XXI presenta en Nuestra América el glorioso despertar de la conciencia nacional de los pueblos acerca del gran valor y la inmensa fuerza inherente en nuestras nacionalidades para la constitución de un gran bloque regional. La unidad continental bolivariana de todas nuestras Repúblicas representará una fuerza política y militar capaz de detener el avance del imperio yanqui en su afán destructor y hegemónico que pretende ejercer sobre todo nuestro espacio vital.


   De nuestra parte la Nación Puertorriqueña presenta hoy un cuadro político donde han quedado prácticamente agotadas todas las posibilidades partidistas para encaminar un debate nacional sobre la liquidación de la intervención que se ejerce despóticamente sobre nuestra Patria. Los engendros políticos mediante los cuales pretenden despachar el asunto como uno de carácter doméstico, de derechos civiles o de ciudadanía imperial junto a los falsos plebiscitos, las reaccionarias visiones partidistas y la acostumbrada política imperial de desconocer el carácter internacional de nuestro problema de intervención, ocupación y subordinación política, ameritan el fortalecimiento de los principios jurídicos sobre la libre autodeterminación a partir del reconocimiento absoluto de la soberanía nacional de los pueblos bajo dominación extranjera.


   La anulación intencional y maliciosa de la personalidad jurídica de un pueblo, mediante la conversión ficticia de la nación dominada en una comunidad de los invasores actuando como ejército de ocupación permanente, constituye un acto de barbarie mayor que pretende la derogación total y absoluta del Derecho Internacional sobre la libre determinación de los pueblos oprimidos. Esta brutal afrenta a la dignidad de los pueblos libres del mundo debe provocar la más firme condena de parte de los pueblos de Nuestra América y de toda la comunidad internacional. Es hora de exigirle imperiosamente al imperio yanqui el cumplimiento estricto de sus responsabilidades internacionales, comenzando con el fin inmediato de la intervención de nuestra nación puertorriqueña, so pena de las mayores sanciones que puedan imponerse. En este momento histórico más que nunca antes la Patria nos convoca al servicio sagrado del ejercicio de la Libertad.    


   Es patente que el aislamiento histórico provocado por el imperio interventor tiene el pretendido objetivo de cancelar nuestra nacionalidad hasta hacerla desaparecer para siempre. Ante esta situación necesitamos realizar una clara y contundente demostración patriótica de afirmación nacional que proyecte al mundo entero nuestra determinación de sostener el hecho de que Puerto Rico es y seguirá siendo una Nación Latinoamericana en lucha centenaria por el rescate de su soberanía usurpada por el poder colonial. La Gran Marcha de la Soberanía Nacional puede ser el vehículo ideal para desarrollar una plataforma política desde la cual lanzarnos a la búsqueda organizada de la solidaridad popular continental de todos los pueblos de Nuestra América.


   La solicitud para la discusión de nuestro caso colonial en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, como un tema separado, amerita el desarrollo de una efectiva diplomacia popular que sea capaz  de generar la presión suficiente para hacer entrar en razón al imperio invasor. La solidaridad activa de los pueblos hermanos de Nuestra América es crucial para el logro de nuestros objetivos de liberación nacional.              


   La creación de un Consejo Nacional de Diplomacia Popular puede ser la instancia organizativa unitaria para la creación de los Comités Continentales de Solidaridad con la Independencia de Puerto Rico que viabilicen las movilizaciones necesarias de parte de nuestros pueblos hermanos. La Gran Unidad de las Repúblicas de Nuestra América debe enfrentar el reto político que les presenta el imperio yanqui ante la agenda bolivariana inconclusa de la independencia de Puerto Rico, mediante la brutal ocupación militar de nuestra Patria. Ese deseo malsano de aniquilación es el modelo para la dominación imperialista global. En este espejo debemos mirarnos hoy de cara al futuro de nuestra independencia continental.  


Enrique Rodríguez Medina
Jurista
misionnacional@yahoo.com


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